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—Bien, iremos contigo—. Sólo quedaba esperar para saber qué iba a pasar.

⟨Pov Gustabo García⟩
‹Carretera hacia Los Santos›

Luego de que Segismundo accediera a ir con él, habíamos caminado hasta llegar a una carretera, que según el chico de pelo largo dijo era la que se tomaba para llegar a la ciudad. Llevábamos un tiempo caminando y Emilio, como recuerdo se llamaba, ya parecía muy cansado y aunque intentábamos detener algún auto que pasaba ninguno nos hacía caso.

—Ya está. Me he puesto modo diablo. Síganme—. El chico se puso en medio de la carretera, y nosotros atrás de él. Entre los tres nos miramos desconcertados por lo que el chico tenía pensado hacer, no parecía un buen plan aunque tampoco uno malo.

—Bien, miren les voy a enseñar algo jotos, primero se paran aquí y al primer pendejo que pare el auto se le acercan— a medida que iba hablando se acercaba a un auto que le tocaba bocina, enojado por la interrupción del camino —, le obligan a salir, se suben, cablean y ya está— dijo abriendo la puerta del coche luego de romper la ventana, tirando al conductor al piso y subiéndose. Dudando un poco subimos Segismundo en el asiento de copiloto mientras que Horacio y yo en los de detrás. —¿Estuvo buena la lección?—

—Ni te creas, que eso lo aprendí yo en mi pueblo— dijo Segismundo a la defensiva.

—Eso caranabo, no es la primera vez que robamos un coche— le siguió Horacio mientras yo rodaba los ojos por su infantilismo, aún así me tuve que cubrir la cara con la camiseta porque sí me hizo algo de gracia.

El mexicano no contestó nada más que un sonido de leve irritación producido por sus labios. Puso en el GPS la dirección a la que íbamos y empezamos a dirigirnos en completo silencio.

≈ ¿Enserio vamos a confiar en él, Sigma? ≈ habló a través del lazo*¹ Horacio. Segismundo en cambio se encogió de hombros como contestación mientras yo asentía con la cabeza emocionado, de verdad quería escuchar más veces su jerga y esas palabras malsonantes que me producían tanta gracia por la manera en la que eran utilizadas. Además, debía de admitir que el chico tampoco era completamente feo, incluso podría decir que era alguien realmente guapo, no tanto como Aiden.

El viaje no duró mucho, no más de treinta minutos, debido a que el conductor no respetaba los límites de velocidad ni los semáforos, por lo que en muchos momentos creímos que chocaría.

Nuestra parada fue una gran casa blanca con una estructura asimétrica, la puerta se encontraba rodeada por dos muros que sobresalían de la demás estructura de la fachada frontal, el piso de arriba tenía la misma temática, por lo que desde fuera de podían apreciar la división de habitaciones. La casa tenía algunas ventanas mas todas tenían las cortinas blancas cerradas, evitando ver para dentro. El color era de distintos tonos de blanco que variaban cuando la casa cambiaba su profundidad, mientras que el tejado era completamente negro con una parte lisa que parecía ser la terraza. Desde el coche se podía apreciar un jardín con lo que parecía ser un garaje, ambos bastante grandes y bien cuidados.

—Mis cojones tú vives aquí— dijo Horacio recalcando el "tú" buscando ofenderle, y aún si no quería yo pensaba lo mismo.

—Para tu información, crestitas, vivo aquí junto a mis compas y mi hermano, todos jotos— bajando del auto no se volteó a vernos hasta que llegó a la puerta, gritando un "ya bajen wey". Le hicimos caso y fuimos junto a él, me emocionaba la idea de recorrer toda esta casa, encontrar lugares en los que esconderme y guardar mi comida y demás cosas, ya incluso veía ese lugar como nuestro hogar, aunque yo mismo me baje de la nube al recordar que no vivía ahí el mexicano solo, sino también sus amigos y hermano.

El chico de coleta sacó unas llaves de su bolsillo trasero y las insertó en la cerradura, dándole dos vueltas hasta que se escuchó el click que avisaba cuando la puerta se desbloquea. Empujando hacia delante, la abrió completamente y directamente entró, sin decirnos nada ni dar un gesto, aunque a los tres poco nos importó ya que entramos seguido de él como si viviéramos ahí desde siempre.

Claro no se nos cruzó la idea de que al doblar el primer pasillo habrían 5 personas apuntando a nuestras cabezas y dos atrás de ellos con los brazos cruzados, todos con máscara.


*¹ Los lazos son lo que une a una pareja y se forma luego de la marca del Alfa. En este fanfic van a haber distintos tipos de lazos: el familiar/de manada, que es el que comparten Segismundo, Horacio y Gustabo, y se forma cuando tanto la parte racional como la irracional (híbrido) sienten un afecto familiar hacia una o varias personas, se crea inconscientemente; el amoroso, que es el lazo que se forma cuando un beta o un subgénero mayor marca a una persona inferior a los betas; y el de destinados, es un lazo que se crea cuando ambas personas nacen pero se puede sentir sólo cuando se conocen mutuamente, este lazo es mucho más fuerte que el lazo amoroso y puede crear mucha más dependencia en el subgénero menor. Los dos primeros tipos de lazos sólo se pueden formar entre híbridos, mientras que el último puede formarse entre distintas especies (humano e híbrido, híbrido e híbrido, incluso humano y humano, etc). En todos los tipos de lazos una vez formados se puede sentir lo que el otro, y se pueden comunicar mediante este, incluso si el lazo es muy fuerte se puede ver por cortos intervalos de tiempo y con un gran gasto de energía lo que el otro ve.

.•°-Author-°•.

Hola, perdón por todo el tiempo que tardé no sabía muy bien qué escribir, así que también perdón si quedó medio raro o caca.

No debería porque ya tengo dos historias publicadas que todavía no termino y ya una en borradores pero quiero escribir algo de Egoland, no sé.

Ah y muchas gracias porque ya son 200 vistas y no me esperaba eso, de verdad gracias ♥

Si ven alguna falta ortográfica o de redacción pueden decirme, no me molesta.

Tengan lindo día/tarde/noche ❤️

¡Híbridos en peligro! - Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora