Infierno

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-Vamos Carolina, es solo otro dia en el infierno, nada diferente a los demas- dice mi subconsciente tratando debilmente de ayudarme

-Si pudiera pagar para no ir, venderia mi casa contal de pagarles lo que pidan- pensaba

Me saco los audifonos del oido y abro los ojos

Me encuentro en la fila de carros esperando a estacionar en el colegio EEI (Escuela Elemental Independiente) un nombre de más de 10 sílabas para decir que era una escuela privada, mis padres fueron muy insistentes en que fuera así, ya que en Venezuela las escuelas públicas no cuentan con los recursos o más bien nada de los que deberían contar, así que para asegurarme una buena educación y tener un camino libre hacia una universidad eligieron este colegio.

Una de las cosas que por desgracia tiene este colegio, es la suma más alta de personas con dinero, que en la ciudad son pocas, concentradas en ese sitio, estas personas tienen diferentes personalidades, unas no pasan de ser personas agradables con dinero, hasta los que creen que son el bendito dueño del mundo, y desgraciadamente casi todos los del segundo tipo están concentrados justo en mi salón.

Bajo del carro con las mismas energías con las que se va a un matadero para que te cortan el brazo, y veo los carros avanzar despacio en la calle -Solo atrasas lo inevitable, igual vas al tener que entrar en ese salon- pienso para mi misma mientras camino

Al entrar dentro de ese amargo lugar contempló, como todos los días a lo lejos, mi salón, de paredes blancas y ventanas forradas con papel ahumado, había llegado à ese lugar 8 años antes y lo sigo odiando como el primer día, al igual que à las personas que se encontraban dentro de él

Me dirijo hasta ese lugar, realmente no puedo referirme à el como otra cosa que no sea lugar o infierno, subo las escaleras hasta llegar al segundo piso, el cual estaba al aire libre, y camino hasta el final del corredor. Estaba de pie enfrente de la puerta, esperando à que alguno de los que estaban adentro se molestaran en interrumpir su conversación sobre quién es más popular que el otro. Al pasar unos 7 minutos de pie en esa puerta alguien pareció reunir fuerzas de voluntad para pararse de la silla y dejar de hablar para abrir la puerta, Brando, un tipo alto, su cabeza era más grande que su cuerpo, y con una mirada de que si quiere que tu aplaudas, aplaudes. Se para enfrente del vidrio de la puerta y luego de una larga mirada de odio en la cual yo aparte la mirada, me dijo "No" , los demás presentes en el salón se rieron, era algo muy habitual en este salón, "las bromas tan graciosas que siempre hacian" espere ahi, con mi subconciente diciéndome que no llorara, al menos, no ahi, que luego de dejar el bolso en el salón podría irme à los baños y esconderme hasta que suene el timbre. Volví a insistir, hasta que por fin abrió la puerta, no sin antes hacer una mueca de "te la voy voy cerrar en la cara" con lo cual pase apresuradamente, deje el bolso y luego me fui del salón muy rápidamente.

Entre à los baños y luego à un cubículo, y me senté ahí, inundada por los malos recuerdos, hace unos meses antes había llorado en este baño, y hace sólo unas semanas, y hace sólo unos días

Era otro día en el colegio, Aspin, la persona con la que más tiempo pasaba, mi mejor amiga desde 3er grado, estaba al lado de mi mientras conversaba con Nicole, una chica cuya relación entre ella y yo era más que complicada. Hablaban sobre Las Cincuenta Sombras de Grey, Nicole decía que lo había leído tres veces, mientras que Aspin solo dos, yo en cambio, apenas y sabia de que se trataba, me habían dicho que "de una tipa que era muy yusa", pero no tenia interés hacia el libro, asi que me quede fuera de la conversación, otra vez. Era algo habitual que yo las siguiera sin hablar, y limitarme a mirar a los lados, era habitual desde que ellas se volvieron muy amigas, tan amigas que desde hace mucho tiempo en los proyectos tengo que ir sola, a menos que sean de tres. Aspin había cambiado mucho últimamente, era una de las personas más sencillas, agradables y divertidas de esa escuela, ella era lo único que me hacía no importarme muchas de las bromas de los demás.

EncierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora