Inesperado

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Estoy parada en frente de mi espejo, es oscuro, fue un regalo de mi papa, el cual había echo cuando me fui de viaje por una semana, cuando volvi ahí estaba, nunca había tenido uno para mi sola asi que era bastante emocionante, al menos en ese momento. No puedo evitar fijarme en mis facciones, las que me han dado diferentes opiniones todo la vida. Mis ojos morrones de pequeño tamaño que tanto había odiado, desde que descubrí que eran los ojos, mi nariz es perfilada con un tabique pequeño, mi piel es muy blanca y me encanta que sea así, mis mejillas tienden a ponerse rosadas muy seguido, debido a la blancura de mi piel, mis labios son de tamaño promedio, no muy grandes, no muy pequeños, mi cabello era color castaño, nada especial, no es un mal color, es solo que a mi difícilmente algo me queda bien, soy del tamaño promedio: 1,60, nunca me he considerado alguien agradable a la vista, había tenido muchas experiencias con respecto a eso que me dejaban esa opinión. Fui directo al baño à lavarme la cara, esta vez no me mire en el espejo, no quería seguir odiando mi rostro, al menos no hoy, en mi cumpleaños.

Me dirijo de nuevo a mi cuarto y elegi un pantalón algo ajustado y una camisa sin mangas suelta, con unas vans negras, mi mama salia muy temprano, así que tenia que pararme y estar lista muy temprano. Fui a la cocina a beber algo de agua, y espere a que mi mama saliera, mientras es peraba pensé en aquel sueño, solo he estado dos veces en un hospital, la primera, cuando nací, la segunda, cuando mi papa recibió dos disparos en el hígado, y he estado en varios funerales, así que podría ser solo un recuerdo de el funeral al que fui, lo que me desesperaba eran las voces de aquel lugar oscuro, culpandome, o al alguien, de algo.

Mi mama apareció en la cocina.

-Felicidades a la niña más bella del mundo- dijo con una gran sonrisa en el rostro

-Gracias- le digo y la abrazo

-Tenemos que apurarnos, la panadería abre en 20 minutos y recuerda que siempre hay muchas personas esperando-

-Creo que seremos las únicas esperando, a esta hora

-Eso es justo lo que buscaba- responde mi mama con una sonrisa

Entre dentro del carro, mi mama me miró y me señaló el cinturón el cual siempre se me olvida, encendió el carro y salimos del garage de la casa.

Llegamos a la panadería, esta era conocida por sus tortas, y por ser el único lugar que encuentra harina para hacer tortas en la ciudad

Estaba en frente de una gran vitrina con unas 10 tortas, todas se veían bien, pero a mi me daba igual el tipo de torta que sea, una torta bonita no hará que no tenga que volver al colegio otra vez, así que sólo escogí la que parecía que tenia chocolate y nos dirijamos a casa de Savanah, la cual esta muy cerca de la mia, así que mi mama solo me dejaría de camino a casa. Me pare en frente de su puerta y toque el timbre, su hermano saco la cabeza pot la ventana de al lado de la puerta y me pregunto

-¿Quien es?

-Petra- le dije yo con mala gana, siempre es así, es muy molesto

-Le diré à Savannah que estas aquí

Espero unos minutos hasta que oigo que su hermano llama a Savannah, escucho sus pasos yendo hacia la puerta, hasta que la puerta se abre

-Felicidades- dice mientras me abraza

-Gracias, ¿Ya sabes que te pondrás para el cine?

-No todavía no, pero estoy en eso la escucho decir- no creo que eso sea fácil, Savannah es muy indecisa

Estoy con ella unas cuantas horas, hasta que llegan las dos de la tarde, y acordamos que nos iríamos juntas al cine, se había puesto hermosa, ella era hermosa, era alta y delgada, lo contrario a mi, que soy de altura de entre bajita a tamaño promedio. Sus ojos son de un color avellana, y su maquillaje los hacia resaltar aun más, llevaba unos pantalones rojos y un crop top muy pegado a su cuerpo, lo que hacía notar su figura, no era fácil ser su amiga.

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