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✧TESSA!
Ⅰ.❛¿Qué sera de mí, sin ti?❜
GENERALMENTE, las personas solían acaparar mi atención completamente. Siempre reaccionaban de una forma distinta a las mismas cosas, a un beso, a una sonrisa, a un secreto... Pero sin dudas, todas reaccionaban igual a la lluvia, corrían y se escondían, escapaban como si fuese ácida. Por supuesto, no todos los seres humanos somos iguales, yo era la clara excepción. Ésa mañana en Londres no era diferente a las demás, de hecho, mis días parecían copias siempre, nada rompía la rutina, lo único distinto, era mi presencia en el instituto, edificio en el cual, ya llevaba dos días.
Retomando el tema, yo era sincera con la lluvia, o quizás, demasiado egoísta. Le demostraba cuánto me dolían las cosas, esperando que cada gota rozando con mi piel se lleve aunque sea, un centímetro de todo el dolor que poseía mi cuerpo. La mañana que Caleb se marchó, yo estaba en la misma posición. De brazos cruzados frente a una ventana que me permitía ver el cielo grisáceo, que a su vez, lloviznaba sin pudor. La diferencia, era que ahora estaba en un sitio distinto, y otra cosa que tenía en común aquél día, y éste, es que el dolor de mi pecho y mis pensamientos eran los mismos. "¿Volverá?"
―¿Señorita Parissi?―preguntó la profesora entrando al salón, me giré clavando mis ojos en ella.―Un placer―sonrió e imité el gesto vagamente;―La primera en llegar, ¿Eh?―preguntó sin dejar de sonreír, me senté en una mesa frente a su escritorio.
―Me provoca algo de timidez pensar en ser la última.―Me sinceré sonriendo y ella asintió.
―Me pasaba lo mismo.―Rió levemente, de pronto, el timbre sonó y en cuestión de segundos, todos los alumnos llenaron el salón. Me senté en las últimas filas, intentando no cautivar ningún tipo de atención en mi segundo día.
Un segundo después de que sonara la campana, el salón se llenó de alumnos. Cuando los bancos dejaron de ser arrastrados, indicando que había entrado el último alumno, la profesora miró con mala cara un asiento vacío delante del mío;―Bueno, viendo que hay algunos que no quieren cambiar inicio la primera clase del año. Como todos sabrán, mi nombre es Lizzie Brown y seré su profesora de psicología, si bien veo que hay una sola cara nueva creo que las personas cambiamos en muy poco tiempo. Me gustaría que se presenten con su nombre, apellido y una palabra que los describa―comenzó a caminar entre los bancos;―Puede ser un objeto, un color, un adjetivo... Lo que ustedes prefieran.―Sonrió y apoyó su mano sobre el primer banco, dándole inicio a la clase.
―Mi nombre es Katie Fitch;―comenzó la chica, sin dejar de limarse las uñas con una sonrisita leve;―mis amigos me llaman Katie―se encogió de hombros sin agregar más.―Perfecta―rió y la profesora sonrió, desviando su mirada a la chica idéntica que estaba a su lado.
[...]
Cuando por fin me tocó, los ojos de todos mis compañeros me miraban con atención sin desviarse ni por un segundo;―Mi nombre es Tessa Parissi, mis amigos suelen decirme Tess...―titubeé;―Una palabra que me describa sería...―suspiré, me había pasado toda la clase pensando una pero no se me había ocurrido ninguna;―no encuentro una, es más, creo que soy tantas cosas que... no acabaría por encasillarme completamente en ninguna.
La maestra sonrió levemente y asintió;—Creo que aquello, tiene una definición.
—¿Porqué definir, algo que indica, que es más que una sola cosa?—inquirió un chico de cabello cobrizo, y chaqueta de Jean con una sonrisita. La profesora imitó el gesto.
—¿Y usted, cómo se definiría señor Cook?—preguntó acercándose a su asiento con las manos tras la espalda.
—Mi nombre es James Cook, mis amigos me llaman Cook—sonrió mirándome y me guiñó un ojo;—Me definiría, como un fucking caos.
El chico de rulos y ojos azules negó con la cabeza y una sonrisita, la maestra negó con la cabeza y simplemente, continuó con su clase.
[...]
El timbre sonó haciéndome guardar mis cosas despacio, los demás salieron del salón corriendo como despavoridos. Pero yo me tomaba mi tiempo, al contrario de ellos, yo no tenía ningún sitio al que ir. Coloqué los libros contra mi pecho y me aferré a ellos con mis antebrazos. Bajé la mirada intentando no buscar ninguna conversación incómoda e innecesaria, pero antes de salir, el chico al que todos llamaban Cook puso la pierna sin dejarme pasar.—Me recuerdas a alguien—añadió mirándome fijamente, y yo abrí los ojos perpleja.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—pregunté, arqueando la ceja.
Sonrió negando con la cabeza;—Que si eres igual a la anterior, no nos traerás más que problemas.—Murmuró, se puso de pie haciendo mezclar nuestros alientos;—¿Nos arrastrarás contigo, Tessa?
Negué con la cabeza;—¿Quieres que te arrastre?—inquirí desafiante.
Él soltó un resoplido junto a una sonrisa sarcástica;—No puedes arrastrar algo, que hace demasiado tiempo está hundido.—Me miró fijamente una última vez, y se alejó desapareciendo entre la gente del pasillo.
[. . .]
Cerré la puerta de casa despacio intentando descifrar si alguien estaba en casa, y si era así, no quería desatar el caos. Subí las escaleras alfombradas en puntillas de pie, cerré la puerta blanquecina despacio y dejé caer la mochila contra el suelo. Me senté frente al lienzo a medias que tenía junto a la ventana, pero antes de poder la primer pincelada, Malcom, mi padrastro irrumpió.
—¿Cenaste?—preguntó arqueando la ceja mientras yo temblaba levemente. Un nudo se ubicó en mi garganta sin dejarme respirar, negué con la cabeza;—Tu madre se fue a su trabajo, deberás cocinar.
Asentí con la cabeza sin intenciones de desafiarle, él apretó la mandíbula.
Intenté desviar mis ojos de los suyos, penetrantes, dolorosos. Miré la ventana, para mi suerte James estaba caminando por la acera. Quedé perpleja, ¿Porqué alguien tan desastroso como Cook, estaba en suburbios de clase tan alta, como donde yo vivía?
Sus ojos se cruzaron con los míos, permaneció un segundo mirándome pero antes de que pudiésemos mover cualquier músculo Malcom me tomó del cabello, y me tiró sobre mi cama.
***
Sé que la historia parece como las demás, pero esto es una pequeña advertencia: Nada va a ser como se lo esperan.
