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XIII

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XIII. .❛P A I N. 

    JAMES ERA peligrosamente libre. Eso no lo comprendía él, el mundo estaba rebasado de límites para todos salvo para aquél rostro tentador. Él no era así, lo convirtieron; en ese lobo herido, ultrajado y solitario que llevaba horas observando el cristal, pero incapaz de ver a través de él. Tessa tenía quizás más autocontrol. No porque no fuese sufriente, ultrajada, el cuerpo de la tortura masculina. Si no, porque sabía implosionar. Reventar desde dentro, hacia dentro. Sin que las esquirlas raspasen a aquellos que tanto apreciaba.

Ella se acercó a él despacio, estaba inmóvil en la habitación sólo observando algo en el cristal. Tessa no sabría qué, pero su reflejo se veía tan... Destruído. Ella lo rodeó, como caperucita al lobo, e intentó atravesar su sequía.-¿Qué sucede, James?-preguntó con el acento británico impecable, de una muchacha rota pero poderosa. Él parpadeó varias veces, como si intentase volver a la tierra.

-Freddy.-Murmuró.

-¿Freddy?-Preguntó sabiendo que no recordaba ese nombre de ningún sitio. ¿Qué era Freddy? ¿Un restaurante? ¿Su padre? ¿Un juguete de una infancia acogedora? Por supuesto Fredd era muchas cosas para aquellas almas rotas reunidas en una habitación para nada pudiente de Leeds. Por supuesto Tessa no supondría a un amigo cadavérico.

-Freddy, él murió.-Una lágrima brotó desde su mejilla al ser  conocedor de toda la desidia que lo había seguido desde aquél turbulento día. 

-¿Quién es Freddy, James?-Preguntó parándose frente a él, y observando esos dos ojos enormes de color claro, llenos de pena. Él parecía no verla, o no estar allí, o no notar que ella estaba ahí. Curando toda su ruina, cuidando ese alma percudida.

Él respiró hondo, como cuando uno comete el error mortal de romper un florero de un pelotazo. Y eso fue suficiente para que desbordasen dos enormes cascadas de sus ojos convertidas en lágrimas. Se cubrió la cara, sobrepasado por la desesperación que trae la soledad, y Tessa sostuvo esas manos tibias pero desgastadas. La desesperación del dolor comenzaba a ahogarlo. ¿Hace cuánto Freddy había muerto?

Se arrodilló en el suelo, y ella lo siguió. No es que no estuviese abrumada por los sentimientos, quizás es que uno cuando aprende a querer, quiere a toda costa. Y Tessa lo quería, notablemente lo quería. Pero los estragos quedan en el alma, cuando el corazón se llena de ausencias; ella sabía mucho de la soledad, él de explotar, ella del silencio, él de gritar. La muerte y la pena se abrazaron con desesperación, fundidos en la llama del cariño que producen las situaciones desesperantes. Roto y vulnerable, él hizo alianza con aquella mujer de rostro delicado, quien lo cuidaría para siempre.

𝗘𝗦𝗧𝗥𝗔𝗚𝗢𝗦━━𝗖𝗼𝗼𝗸, 𝘀𝗸𝗶𝗻𝘀 𝘂𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora