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Ⅶ

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Ⅶ.❛Deambular.❜

     NADIE podría dudar que el aroma dulce y delicado de Tessa era inconfundible, James podía sentir su olor a frutilla tan cerca agujeréandole la nariz que hasta le generaba confusión aquella situación. El delgado cuerpo de Tessa tambaleaba en sus brazos, ella no podía mantenerle la mirada, tenía la frente sudada y los labios entreabiertos. Él se preocupó al inicio, pero al ver la situación de completo desorden supuso que la muchacha se habría drogado.—¿¡Por qué lo has hecho!?—inquirió James con la mirada atenta a su perfil, ella sonrió levemente pero no respondió. El brazo de él rodeaba la pequeñita cintura de ella.—¡Dime!—insistió, pero ante el evidente rechazo de ella por hablar, y el volumen tan alto de la música, se dio por vencido generando que comience a arrastrarla fuera de la disco.

Afuera, en la calle, el frío calaba los huesos. La muchachita parecía no sentirlo, pero el cuerpo delgado de ella le hizo pensarlo dos veces, generando que se quite la chaqueta de cuero y se la deje en los hombros. Él no lo notó, pero el estado deplorable de Tessa hizo que el efecto de cualquier sustancia que haya consumido previamente, desaparezca y se transforme en preocupación por ella, por su compañera.

—Tessa, ¡Nena tu sí que te has drogado!—exclamó en una mezcla de fascinación y preocupación por su estado. Ella asintió brevemente.—¿Por qué lo has hecho?

—Necesitaba di... dinerro—murmuró en un estado inaceptable. Arrastraba las 'r', las 's' y se mordía la lengua al hacerlo. Pero él la oyó.

—¿Dinero? ¿Y cómo lo has conseguido cariño?—preguntó él inocentemente, mientras revolvía su bolsillo buscando las llaves.

—James... Las muchachas lindas somos afortunadas—sonrió mostrando los dientes y se levantó el vestido tres centímetros, mostrándole la mitad de los muslos pero no más que aquello. A él el estómago pareció darle un vuelco.

—¿Qué has dicho?—se frenó en seco.—Tessa, escúchame...—le tomó el rostro con las dos manos abandonando la tarea de buscar las llaves. Con uno de sus pulgares liberó la adorable carita de ella que se había llenado de su cabello producto del viento desordenado.—¡Dime nena, dime que has hecho!—pidió casi en un estado de desesperación. Se mordió el labio inferior reprimiendo sus emociones que lo abombaban.

—Me he ganado un dinerillo—sonrió;—Pero Leigh es bueno...—murmuró. Ella parpadeaba despacio, la droga la había relajado demasiado. A James, lo estaba volviendo loco.—Y a ti, oh cariño, tengo que agradecerte...—levantó la mano izquierda, la del corazón, y le acarició con la punta de los dedos los labios. James quedó estupefacto, ella se acercó un poco y lo besó de repente. Sus labios estaban fríos, él casi no podía reaccionar. La boca de ella se movía torpemente, por momentos no lo hacía. El roce de su boca le hizo erizar la piel de la espalda. Él le tomó las caderas y la alejó.

—¡Tessa, ¿Qué haces?!—inquirió molesto. James podría ser un desastre, un estúpido desastre. Pero jamás, JAMÁS, se hubiese aprovechado de la situación. Tessa era frágil, de revista. Él no la merecía, lo tenía claro.

Cerró la boca, tomó a Tessa nuevamente por la cintura y sin decir más nada, caminó a pasos apresurados por las calles de Leeds hasta llegar al apartamento. Abrió la puerta, volvió a cerrarla y arrastró a la jovencita por los escalones. El abrir y bloquear en la puerta del apartamento parecía milagroso, lo relajó por completo. Dejó caer a Tessa en el colchón y se pasó las manos por el cabello con temor. Ella pudo dormir unos segundos, menos de diez. Con la boca entreabierta y el vestido arrugado. Luego, recuperó la consciencia y aún bajo el efecto de las drogas, lo observó de lejos.

Caminó hasta ella con cuidado, le desató las tiras de los tacones e intentó arroparla. Ella reía torpemente, era totalmente inofensiva. Se sentó a su lado, abrumado e intentó pensar. Tessa estaba volviéndolo loco.

La muchacha se arrodilló en la cama, tomó el cierre de su vestido y lo bajó, dejando su parte superior al descubierto. Se acercó a la espalda de James y lo acarició, él se giró un poco topándose con la muchacha semidesnuda—¡Oye, no! ¡Tessa, ¿Qué haces?!—ella le tomó el brazo, lo hizo suavemente para atrás para que no estorbe y se subió sobre él. La paciencia de James se acabó, por supuesto que ella era bonita, pero si él tenía la suerte de que su alma helada tuviese el calor de la mujer, sería con ella gozándolo también. Con algo de fuerza, sin hacerle daño, la cubrió con la sabana sin dejarla moverse.—Duérmete.—Ordenó. Ella suspiró. Permaneció un segundo en silencio.

Luego dos.

Luego tres.

Y finalmente habló.

Jamie...—murmuró haciéndolo soltar un pequeño suspiro que al inicio era una risita.—Quiero acostarme contigo.

—Tessa, estas drogada.. ¿Por qué lo has hecho?

—Quiero que seamos felices...—murmuró—quiero dinero, y he conseguido como obtenerlo. Leigh no es malo, pero el sexo me da miedo...

—¿Entonces? ¿El sexo te da miedo pero quieres hacerlo conmigo?—rió.

—Sí... Tú no me das miedo.—Cerró los ojos.

Él suspiró sintiendo el corazón explotar, relajó su agarre y apoyo la frente contra el delgado hombro de Tessa.—Abrázame ésta noche, no me gusta estar drogada.

Él obedeció, se acostó a su lado y extendió un brazo sobre el pequeño cuerpo de la muchacha. No dijo más nada, solamente la dejó dormir.  Supuso que el consumo de las drogas habría sido razonable, no podía enojarse con ella. James se había drogado toda su vida, y entonces, supuso que elegimos las drogas porque ellas afrontan con más valentía que nosotros, nuestros pequeños demonios. Al menos por ésta noche.

Cuando ella se durmió por completo, él volvió a sentarse en la cama. Se mordió el labio inferior, y la máscara de chico duro se rompió contra el suelo. James lloró en silencio, observando el cuerpo de su compañera, de la mujer que había jurado proteger. Tessa era demasiado pura para éste mundo de rotos, ella había drogado su mente para poder vender su cuerpo, y él no se lo perdonaría. Nuevamente, James no la pudo proteger.

—¿Y si no soy el indicado para protegerla?—pensó con rabia.

—James...—murmuró Tessa.—Abrázame para dormir.—Pidió nuevamente, y si bien él no pudo luchar contra sus demonios ésta noche, al menos ella lo sedó con su perfume. Se aferró al cuerpo de Tessa y se permitió soñar, soñar que ella era suya.

𝗘𝗦𝗧𝗥𝗔𝗚𝗢𝗦━━𝗖𝗼𝗼𝗸, 𝘀𝗸𝗶𝗻𝘀 𝘂𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora