Emergencia: Doctor vs Enfermero

C8: Solo una oportunidad

He llegado al trabajo más temprano de lo normal, Jade se quedó en casa a terminar de preparar algunas cosas y yo he decidido adelantarme, supongo que cada segundo que paso en silencio se vuelve insoportable después de lo que sucedió ayer, así que nada mejor que el hospital para escuchar ruido y mantener mi cabeza ocupada. Me pregunto si Alfred se enteró de lo que sucedió, debería de saberlo, digo el deber de un medico es estar al pendiente de sus pacientes, aunque claro de una persona como el todo se espera, es tan descuidado y despreocupado, un completo imbécil. Valla ahora me siento como un rechazado despechado, como sea es mejor apresurarme a encontrar a la jefa para pedir mi cambio de aérea.

Llegó el cambio de turno y para mi desgracia no quisieron cambiarme por lo que no tengo más que soportar la compañía de ese tonto americano, aunque claro tengo curiosidad después de escuchar lo que dijo cuando se fue. Mientras me pasaban turno las compañeras de la mañana pasábamos a las salas, la de Alice ya estaba dispuesta a recibir un paciente nuevo, algo pesado y doloroso, después de todo era una niña llena de vida, hice tripas corazón y seguí con el rol, y justo al llegar al último aislado el doctor Jones hizo acto de presencia con esa tonta cara de felicidad que siempre le hace destacar, nos vimos entre los compañeros y pronto nos percatamos de que no sabía lo sucedido.

-Hace una hermosa tarde- dijo estirando los brazos al cielo, quitando la tensión se sus músculos en una larga exhalación.

-Tú se lo dices- dijo mi compañera en voz baja mientras todos los demás salían del lugar como tratando de escapar de lo que estaba por suceder, yo solo me quedé estático mientras él seguía con la mirada a los que se retiraban.

-Hola Arthur- dice  sacándome de sopetón de mis profundos pensamientos encontrados. -Tranquilo viejo, solo te estoy saludando ¿sabes qué pasa con todos hoy? nadie quiere pararse siquiera a saludarme, siento como que me evitan-

-Yo... este....co...como- suspiré, como no podía siquiera pedir disculpas después de dejarme en el parque solo. -Hay algo que tengo que decirte-

-Te escucho-

-Ayer por la noche me llamaron para ver a Alice-

-Cierto, voy a verla, ayer no tuve tiempo de hablar bien con ella- dijo dirigiéndose al aislado.

-Espere- detuve antes de que abriera la puerta. -Ella, anoche... Doctor Jones, anoche tuvimos una baja- dije tratando de suavizar la voz, el me vio directo a los ojos clavando la mirada confusa en la mía, luego se mordió los labios pero poniendo en práctica sus años de estudio solo volvió a tomar un poco de aire y retomó el ánimo con el que llegó. Me acerqué lentamente y le acaricie la espalda, el me vio y sonrío, sabía que quería ocultarlo pero de alguna manera frente a mi no podía hacerlo. El jefe de Jones sabia del vinculo que tenia con la pequeña así que habló con la mía para pedir permiso de salir una hora acompañando a su médico estrella. Ambos nos sentamos en la jardinera cercana a urgencias, por el lado de las salas de estancia para médicos y enfermeros.

-Ya sabía que esto sucedería, pero me dejé llevar por su notable mejoría-  dijo sosteniendo entre sus manos la lata de café que recién le había dado. Su rostro mostraba resignación,  después de todo es un profesional aunque tal vez mas allá había algo que lo mantenía fuerte.

-Así es esta enfermedad, primero parece que el mundo se acaba, luego cuando tienes un motivo para seguir adelante luchas por alcanzarlo, y cuando te das cuenta de que ya tienes que lo necesitabas, o incluso sin tenerlo, todo parece cobrar algún sentido y lo aceptas como si fuera lo único que puedes hacer- le digo perdiendo la mirada en el cielo nublado pero acogedor el me observa por unos segundos y luego sonríe.

-Suena sacado de una novela, eres un cursi-

-cállate bastardo-

-pero gracias Arthur- dice con la misma expresión y luego vuelve la mirada a la lata. -No sé en qué momento te volviste mi mejor amigo-  valla parece que un letrero aparece sobre mí con el titulo de amigo.