Narra Meredith:
El sonido molesto de un pájaro me despertó, aquel dichoso sonido provenía de mi teléfono celular, aquel horrendo sonido era mi alarma matutina, abrí los ojos y observé la oscuridad de mi habitación, ví la pantalla encendida de mi teléfono y me estiré de la cama para poder tomarlo. 7:30A.M.
-Mmmm- Apagué la alarma y dejé mi teléfono en la mesita de noche, luego de eso fuí al pequeño cuarto de baño.
Hice mis necesidades, cepillé mis dientes con algo de pereza y luego tomé una ducha. Me habría gustado decir que fue una larga y relajante ducha pero aquello fue horrendo como todos los días, poca agua y fría.
Salí del baño envuelta en una toalla de color gris, cuando iba a tomar la perilla de la puerta de mi pequeño armario miré hacía la puerta de mi diminuto departamento y vi un sobre de color marrón. Caminé con pasos apresurados hasta el sobre y lo tomé.
-Ojala no sean mas facturas por pagar, joder...
Abrí el sobre con rapidez y ví varios papeles y entre ellos una extraña carta con papel rosado.
"Querida Meredith Schwarz, te estarás preguntando quién envía la carta y por qué. Naciste el 2 de abril de 1995, tienes una hermana gemela llamada Lena, Lena Taylor, tu por nacimiento eres Meredith Taylor.
Por circunstancias de la vida tu padre y yo tuvimos que darte en adopción cuando sólo eras una bebe, lo siento mucho, mi amor, pero esperamos que hayas tenido una buena vida con la familia que te adoptó. Lo más probable es que tu papá o yo hayamos fallecido y es por ello que te llegó ésta carta, queremos informarte que junto con Lena, tambien eres heredera de la fortuna Taylor Elliott. Esperamos que ambas se lleven bien ya que son hermanas, y esperamos que juntas lleven el nombre de la familia en alto.-Con amor, Isabell Elliott Taylor y John Taylor."
Dejé caer la carta al suelo por el asombro, y cuando creí que iba a desmayarme escuché el maullido de Tommy, mi gato.
-Tommy. -Lo llamé y éste maulló en respuesta.
Cargué a mi gato y fuí hasta el sofa, necesitaba sentarme o caería de bruces al suelo. Dejé a Tommy sentado a mi lado y luego me agaché para alcanzar el sobre y sacar más papeles de el.
-Un testamento, mi partida de nacimiento, fotos de mi familia... -murmué asombrada.
Ahí estaba yo, no... No era yo, era Lena. Lena de pequeña, luego adolescente y por último una de ella con mis padres alrededor de sus 20 años. Aquel parecido nuestro era aterrador, era yo pero con ropa elegante y costosa.
No podía quedarme con ese secreto yo sola. Me levanté del sofá y fui a vestirme, necesitaba hablar con mi mejor amiga Romina.
(...)
-¡Estás de joda! No puede ser. -Romina me miró estupefacta.
Asentí con una sonrisa y le mostré los papeles.
-¡Debes ir! Debes reclamar lo que es tuyo, amiga.
-Lo haré, lo haré. Aún no me lo creo, parece una mala broma. -Rasqué mi hombro y miré a Romina quien sonreía.
A Romina la conocía desde los 14 años, ella era casi me vecina, aquella amistad era la única que consideraba verdadera.
-¡Hay que hacer una fiesta! ¡Ésto debe celebrarse! Mi amiga una millonaria. -Romina me abrazó y luego de 5 segundos me aparté de ella. No me gustaban las muestras de afecto.
-Todavia no, primero debo reclamar el dinero, no tengo nada en la nevera. Compraré cervezas y comida.
-¡Ve! ¡Ve! No pierdas tiempo. Ve a esa dirección que dicen los papeles y me avisas para ir al supermercado, Mer.