Los rayos de sol en mi cara hacen que me despierte poco a poco, frunzo el ceño al intentar abrir los ojos ya que me daba el sol de golpe, hoy hace buen día. Miro a mi lado y me encuentro a un Mateo profundamente dormido, a él le dan igual los rayos de sol porque seguía durmiendo como una morsa.
Me levantó de la cama y me pongo la tanga y la camiseta de Mateo que me llegaba un poco más arriba de las rodillas. Cruzo todo el pasillo para abrir la puerta de "nuestro bando" y dirigirme hacia abajo. No había nada de ruido dentro de la casa, pero todo estaba manchado de sangre, no me imagino cuando lo tengan que limpiar. Me dirijo a la cocina para preparar un desayuno a Mateo y a mí.
Estaba haciendo el zumo de arándanos con fresas mientras vigilaba que no se me quemaran los pancakes, siempre se me había dado bien cocinar. En eso siento unos brazos rodear mi cintura, giro mi cara para encontrarme con Mateo, deposito un beso en sus labios y él se apoya en mi hombro izquierdo. Noto que se separa un poco de mí, pero luego vuelve a su sitio.
_¿no crees que es un poco corto?_me dice en la oreja.
_¿eh?_ digo sin entender.
_la camiseta amor_ dice
_ay Mateo no seas así_ digo rodando los ojos.
_mira gorda cuando vivamos en una mansión nosotros solos con nuestros 3 hijos podes andar así el tiempo que queras, pero ahora ahí más gente en la casa y el que te mire de más me tengo que agarrar a las trompadas, además como que el día esta muy lindo como para estroperlo ¿no crees?_ dice y sonríe en mi cuello.
_no te vas a agarrar con nadie a las trompadas porque cuando acabe el desayuno nos vamos de nuevo a la pieza_ digo sacando los pancakes del sartén.
Mateo no dice nada y empieza a darme besos húmedos en el cuello.
_nos despertamos activos hoy ¿no?_ digo para después reírme.
_solo me apetece el mañanero_ dice.
Me da a vuelta deprisa y me agarra de las pompis para alzarme arriba de la mesada.