el duque

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Dalia se arrepintió por primera vez en su vida, sintió que abrió algo que no debería ser abierto , como  la caja de pandora sin darse cuenta del desastre que causaría.

Cedrik: deberías comer antes de dormir.

Dalia: mm...

Dalia solo asintió con la cabeza sin pronunciar ninguna palabra.

Cedrik al ver la reacción de Dalia recordó que anteriormente las sirvientas le servían insectos junto a la comida.

Cedrik: la comida no tiene nada sospechoso, yo mande a que lo prepararan.

Cedrik al no recibir una respuesta dejo la bandeja en la mesilla de noche  junto a la cama, Dalia que solo se quedo sentada en su cama sin reacción, hizo que Cedrik se sintiera  un poco angustiado pero como el no puede hacer nada solo pudo acariciar la cabeza de Dalia justo antes de retirarse.

El al recibir el reporte de parte de los guardias  sobre que Dalia se había retirado de la recamara del duque hacia su habitación solo se le ocurrió ir a dejarle comida, quería ir a verla por impulso, quería acompañarla pero al ver como Dalia no se sentía a gusto con el como acompañante solo pudo retirarse a regañadientes.

Por otra parte el duque al escuchar la declaración de la señora Durand, el gran salón quedo en un silencio sepulcral, nadie se atrevió a siquiera reproducir el mas mínimo sonido, tenían miedo de morir a causa de eso.

duque: señora Durand, ¿es consiente de lo que usted a cometido?

la señora Durand al recibir la fría mirada del duque durante mucho tiempo estuve en riesgo de sufrir un ataque al corazón, el miedo que sintió fue tan grande que ya se estaba imaginando las formas que el duque la mataría.

 duque: la persona que decidirá su castigo no seré yo, será la misma joven que ustedes han insultado durante mucho tiempo.

El duque sintió que la mejor manera de arreglar esto era que la propia Dalia decidiera el castigo que merecían, ella fue la que tuvo que aguantar tales tratos, el duque no se sentía en condiciones de castigarlos ya que el no fue el perjudicado, el perjudicado  fue la propia Dalia.

Alphonse que miro todo esta escena en silencio tuve que aguantar las ganas de protestar, quería que estas personas se fueran lejos de aquí, cortarles los brazos o la lengua por su comportamiento inaceptable, pero solo pudo tirar esa idea al fondo de su conciencia ya que sabia que al fin y al cabo recibieran un castigo, Alphonse no sintió ni la mas mínima pisca de lastima por la señora Duran.

 Alphonse y Cedrik solo la trataban como alguien mas pero en cambio la señora Durand pensaba que el joven Cedrik y Alphonse la defenderían delante de Dalia, ella solo se atrevió a agredir a Dalia por confiar en su posición como niñera de los dos jóvenes maestros, ella los cuido como si fueran sus hijos con la intención de que ellos dos ayudaran a sus hijos mas adelante o a su familia por su arduo trabajo cuidándolos. 


la dulce vida de la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora