Castigo de las artimañas

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Todos los sirvientes fueron llamados repentinamente en el gran salón que sólo se usaba para las fiestas de la familia, todos tenían un mal presentimiento.

Fue cuando la ansiedad estaba llegando al límite llegó el duque enfurecido, se notaba a metros su sed de sangre, todos los que presenciaron la escena empezaron a temblar, no por nada el duque era conocido como un hombre sin piedad y conciencia. 

el duque se paro en frente de todos tocando el mango de su espada, mostrando e filo de su espada en repetidas ocasiones.

duque: hablen ahora antes de que sea tarde.

todos se quedaron callados pensando a que se refería el duque con tales palabras, podrían no tomarle mucha importancia al tema y esperar a que su amo les dijera, pero todos sabían que el duque nunca decía palabras vacías o al azar. 

duque: a si que no lo saben.

El duque hablo en un tono calmado pero en su mirada se reflejaba como si mirara a insectos sin valor, todos se quedaron callados sin responder, inmóviles.

duque: les ordeno que hablen de todos su pecados contra Dalia Milford.

todos al saber sobre quien era se sorprendieron, el duque nunca le presto atención a la niña y mas cuando ocurrió el accidente del collar y la muñeca.   

La paciencia del duque llegó a su límite, desenvainó la espada de su funda y la apunto hacia la servidumbre, todos se arrodillaron ante el duque pidiendo perdon misericordia.

Duque: ¡¡respondan!!

Tras ese grito del duque toda la servidumbre se puso a hablar de todo lo que le han echo hasta ahora a Dalia desde su niñez en esta mansión, desde dejarla con hambre días y noches, golpes, empujones contra las paredes o muebles, en invierno quitarle las tapas de la cama, no curar bien sus eridas, dejarle insectos en las comidas o en el te, dejar sucia su pieza por semanas, tirarle el pelo cuando la bañan o la peinaban, hablar mal de ella,etc

El mayordomo del duque casi se desmaya al saber todo lo que han echo las personas bajo su mando, es bien sabido que a él nunca le interesó Dalia, nunca la tomó enserio.

Duque: ¿quien fue el responsable que ordenó que azotaran las pantorrillas de Dalia?

Sirvienta de la cocina: fue... Fue...

Ella no pudo seguir hablando pero apunto a la niñera de los dos jóvenes maestros, ella al ver sido delatada se puso morada de la rabia y miedo.

Sirvienta de la cocina: nos pago para que le pegaramos a la señorita Dalia... Yo no quise pero si los demás....

Al terminar de hablar la sirvienta se puso a llorar del miedo a morir a manos del duque.

Duque: señora Durand.

Niñera: yo... Solo hice lo que encontré correcto, una dama tan salvaje como Dalia necesitaba un castigo.

La Señora Durand al principio quería negarlo pero ya era demasiado tarde, el duque ya lo sabía, solo le tocaba decir la verdad ahora que hacerlo a punto de morir.

la dulce vida de la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora