[15/05] Desenfreno

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Era de tarde, me encontraba en mi cama con mi estómago súper hinchado. Durante este almuerzo Alexandra me alimentó como si fuera un cerdo.

En el transcurso de estas 2 semanas, he seguido comiendo como en casa de Cris, incluso las últimas noches Ale bajaba conmigo y me alimentaba mientras yo sólo abría grande y tragaba. Ella había traído su balanza de casa y nos la regaló. 73,8kg marcó esa misma noche.

Mis muslos ya no entraban en mi ropa de hace 2 meses, tuve que comprarme 2 veces un uniforme de una talla mayor ya que simplemente no me cabían o los reventaba días después. El pequeño estómago que tenía se desarrolló velózmente y colgaba de manera muy seductora. Mis tetas tampoco se había frenado. Recuerdo un día que tuve que usar los sostenes de talle XL de mamá porque ninguno de los míos me quedaban.

En cuanto a mi relación, Cris siguió siendo hermoso y teniendo su cuerpo marcado y musculoso, todo iba de maravilla y fluía a más no poder. La relación de mi hermano con Ale sólo fue de bien a mejor, se entendían el uno con el otro y disfrutaban cada momento entre ellos.

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La noche estaba a la vuelta de la esquina y el cumpleaños 23 de Ale con ella.

Yo me había preparado, me puse el pantalón largo de látex que increiblemente aún me entraba en su talle pequeño y arriba un cross top para tapar mis pechos y dejar mi panza a su libre albedrío. Jake se puso un esmoquin hecho por un sastre por sus dimensiones, que encajaba a la perfección y Ale un enterizo blanco con lentejuelas.

A las 11pm en punto empezaron a venir los amigos de Ale en caravana, y con ellos el descontrol, no de la casa, sino de la fiesta. Música alta, luces sincronizadas y flasheantes... y comida. Montones de comida. En la mesa, en la nevera a modo de reserva, restos en el suelo, sofá y alfombra. Donde miraba, había comida, y gracias a mi plan de no merendar, mi estómago estaba gruñendo a más no poder, sólo ensordecido por los altavoces a todo volumen.

Pero en un momento, mientras estaba sentada atiborrándome con comida, como una porción de pizza caliente y rápidamente tomo del vaso que tenía al lado para evitar quemaduras. Y eso es todo... no recuerdo más nada de esa noche. Un poco de hamburguesa y esa porción de pizza, luego el trago al vaso y puff... caí dormida, o eso pienso.

Me desperté la mañana siguiente y estaba en la cama de mis padres, con mi ropa a punto de explotar y medio pastel en la mesa de noche.

"Oh, Dios. ¿Qué pasó anoche?"

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Narra Cris

Ya eran las 12pm, estaba saliendo de mi casa rumbo a la de Ema. Era el cumpleaños de su niñera, y su hermano Jake me invitó sin que Ema supiese. Cuando entro, todo era un desorden. Comida, bebidas, incluso chicos tirados en el piso y algunos que otros que aprovecharon la ocasión y estaban en el armario o en las habitaciones superiores.

Y cuando me dirijo a la sala de estar, escuché a un gran grupo de personas gritando "Ema, Ema, Ema" alentándola. Cuando veo qué sucede en el círculo, mi boca se abrió de par en par. Estaba Ema, de rodillas en el piso y mirando hacia arriba con la boca abierta y toda su figura regordeta, y chicos tirándole comida mientras ella masticaba y se sobaba su estómago hinchado. Cuando me acerco a sacarla del grupo, ella empieza a bailar moviendo su cadera mientras se pone un embudo y empiezan a tirarle coca cola y otra bebidas, y ella sólo se limitaba a tragarlas.

Me hago paso de entre el círculo, la tomo del brazo, la jalo hacia mí y la llevo al sofá a hablar. Cuando nos sentamos, agarra de la mesa un plato con hamburguesas.

"Oye Ema, ¿qué pasó aquí?" - le pregunto gritando por la música alta.

"Ho-hola amor hicc. ¿Có-hicc... cómo estás?" - dice con un tono ebrio.

"¿Qué hiciste? ¿Qué tomaste? ¿Qué te hicieron?" - le pregunto nervioso y preocupado.

"Tr-tranquilo, Cri-hicc... Cris. Mira, yo sólo sé que estaba en esa silla de allá y me quemé con una pizza. Nada... hicc más." - dijo señalando una silla con la pata quebrada y rota en el piso.

Cuando me levanto para ver la escena del crimen veo como ella empieza a engullir sus hamburguesas como si se tratase de aire y cómo sus gordos brazos se agitaban a cada movimiento. Cuando llego a su silla, pienso en lo que dijo y empecé a revisar el contenido de todos los vasos de la esquina... "cerveza... ¡esto es cerveza!" me dije.

"Ema, ¿tomaste cerveza?"

"N-no, sólo un jugo de manzana hicc con gas."

"¡Entonces tomaste sidra!" - le digo exaltado.

"Puede ser" - me dice mientras se lleva el plato a la boca y lame las pocas migas del pan de hamburguesa.

"¡Ema, ven. Aún tenemos pastel por aquí!" - gritaron los chicos desde la cocina.

"¡Váyanse a la mierda, infelices!" - les grito y cargo a Ema de su brazo para llevarla a su cama.

"Oye Cris, no. En verdad sí quiero pastel. ¿Puedes traerme?" - preguntó Ema con su voz más tierna y con su carita rechoncha ilusionada.

"Ogg, está bien. ¿Cuánto quieres?"

"¿Qui-quizá 8 porciones?"

Sabía que ella no debía comer ni una porción más, pero algo dentro de mí simplemente hizo que me levantase, ocultase mi marcada erección y fuera hacia la cocina a recoger el pastel completo para mi cerdita.

Como pude, con una mano llevé a Ema por la escaleras, que casi se quiebran, y con la otra el pesado pastel de 3kg. Cuando llegamos a la habitación, la abro y me encuentro con su hermano completamente desnudo con su niñera, una chica parecida a ella y otra que fácilmente podría pesar 120kg.
Ema me dijo que fueramos a la habitación de sus padres y así lo hicimos.

Cuando llegamos, la recuesto en la cama y me siento al lado de ella. Tenía unas ganas inmensas de manosear todo su voluptuoso cuerpo.

"Oye Cris. ¿serías amable de alimentarme con el pastel? Me siento incapaz de moverme y me duele el estómago."

Por mi cuerpo recorrió una sensación de placer y mi corazón se empezó a acelerar.
Mientras ella comía, largaba unos leves gemidos de dolor, por lo que, sin que se diese cuenta, comencé a masajear su orbe de estómago y sus gemidos se convirtieron de placer a la vez que de dolor. Hasta que en un momento, ella simplemente cierra su boca y cae dormida con su cross top tapando sus tetas a medio camino y su pantalón de látex súper tensado, a punto de sucumbir y esparcir y derramar su grotesca grasa de los glúteos.

Ante tal panorama, simplemente me recuesto encima de su enorme figura mientras ésta subía y bajaba por su respiración pesada y soltaba, de vez en cuando, eructos por la hinchazón.

"Te amo mi hermosa cerdita" - le susurro mientras también caía dormido.

Bendita MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora