Capítulo 4: "El momento de la verdad"

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Capítulo 4: "El momento de la verdad"

"No quiero perderte, es por eso que no puedo tenerte".

Aquellas palabras seguían resonando en su mente. ¿Qué quiso decir con eso?. Se preguntaba una y otra vez. Intentaba analizar la frase... pero no podía encontrar una explicación razonable a lo que ella le había dicho.

Se tiró en el pasto hastiado de pensar, las cosas se estaban saliendo de control y él era el único culpable por darle tantas vueltas al asunto. Ella lo había dejado, había dicho que lo odiaba, ¿Qué acaso eso no era suficiente para que entendiera que estaba todo terminado?. Parecía que no.

Estaba tan encaprichado en encontrar razones... era tan terco. Puede que en eso... algunas personas tuvieran razón.

Se quedó congelada si ser capaz de moverse. ¿Cómo había sucedido eso?. Ella tan solo había salido a caminar como siempre lo hacía y ahora... no estaba segura de volver a su casa. ¿Por qué?. ¿Por qué las cosas simplemente se volvían en contra de ella?. ¿Acaso al destino le gustaba disfrutar de sus desgracias?.

Comenzó a correr sin dudarlo dos veces, estaba seguro que si podía despistarlo luego podría escapar sin problemas. Pero, miró hacia atrás y lo vio seguirle los pasos, apretó los puños sintiendo que en cualquier momento se desmayaría, pero no era momento para eso. No, no lo era.

Corrió más aprisa, dobló en una esquina, cruzó la calle, volvió a doblar, siguió corriendo y dobló de nuevo. Desvió la mirada nuevamente hacia atrás. Aliviada notó que ya no la estaba persiguiendo. De seguro lo había perdido. Suspiró y se apoyó contra una pared para tomar aire y poder tranquilizarse un poco. Estaba tan asustada, le temblaba todo el cuerpo y sentía que ya no podía más.

De pronto sintió una mano en su cuello, una que lo aprisionaba fuertemente. Llevó sus manos delgadas a las fuertes a la grande que la tenía agarrada, intentando hacer un esfuerzo en vano para que la dejaran. No podía, ¿iba a morir? ¿Así?. Sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos y no podía resistir más, le estaba faltando el poco aire que había recuperado.

- Así que... ¿Pensabas escapar, eh Kagome?-

La voz tenebrosa y fría la hizo sentir escalofríos a pesar de que ya casi estaba inconsciente. Enfocó sus ojos en los de él con dificultad. Sentía que todo comenzaba a darle vueltas. El otro sonrió con malicia y satisfacción. Esa mocosa había creído que escapar de ellos iba a ser sencillo, pero parecía que no comprendía quienes eran ellos.

- Vas a morir, ¿Pensaste que ibas a poder librarte de nosotros?. Pues... tú mejor que nadie sabes que eso es imposible, ahora... recibirás el castigo que mereces... y no podrás escapar. Y luego... me quedaré con nuestro valioso tesoro-

Dicho esto llevó la otra mano que tenía libre al cuello de la chica y comenzó a ahorcarla con más fuerza. Kagome sintió que ya estaba al borde de la muerte. No había duda, iba a morir ahí y todo por... querer ser alguien normal y por... Apretó sus ojos con fuerza dándose por vencida y aceptando el destino que le tocaba.

- ¡Kagome!-

El aire volvió a ella como un golpe brusco. Abrió sus ojos tosiendo y tomándose del cuello para poder respirar. De pronto lo vio parado delante de ella. Sus cabellos largos, plateados... Se quedó asombrada sin poder creer lo que veía.

El chico sonrió de forma malvada y desafió a la persona que estaba delante de él. Este lo miró sin comprender y luego otra sonrisa se dibujó en su rostro.

- ¿Acaso tú eres... Inuyasha?- Dijo mirando a Kagome que abría los ojos horrorizada.

- Maldito, ¿conoces mi nombre?- Preguntó.

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