Marinette
El grito se escuchó por toda la cuadra.
Desperté de golpe entre la oscuridad de la noche y el sudor frío que me empapaba el cuerpo.
Por un segundo no pude reconocer el lugar en donde estaba y yo simplemente no podía dejar de llorar. Ya no lo soportaba, ya no podía con las pesadillas.
Tardé un par de segundos en entender en dónde estaba, antes de que la puerta de mi habitación se abriera y un despeinado y muy asustado Adrien Agreste se plantara frente a mí.
—¿Marinette, qué sucede?—dijo mientras se aproximaba a mí y prendía la lámpara de mi buró.
—Adrien, yo...yo...
No podía seguir, la voz se me cortaba y sentía cómo mi corazón comenzaba a desmoronarse cada vez más. Había tanto que me atravesaba en ese momento que ni siquiera me di cuenta del momento exacto en que el chico comenzó a abrazarme.
—Fue sólo un sueño, Marinette—me tranquilizó mientras me acariciaba el cabello—, ya estoy aquí y nada puede hacerte daño. Todo está bien.
Me abracé a él con todas mis fuerzas, rogando internamente que jamás volviera a irse, y dudando si confiar en él cuando decía que no lo haría.
Porque hay momento claves que hacen que algunas cosas se rompan y caigan al suelo, que la confianza de desvanezca y no quede más que amor ciego y un corazón roto que te hacen seguir adelante.
Hay muros que ni el amor sabe cómo cruzar, pero los miedos sí.
Me abracé a él hasta que el llanto se detuvo casi por completo.
Alcé la vista para encontrarme con sus bellos y relucientes orbes verdes que tanto me habían ayudado desde hacía meses.
Adrien me sonrió con tristeza y me plantó un beso en la frente. Tomó mi rostro entre sus manos, mirándome sin titubear.
—Lamento haberte despertado—le murmuré.
El rubio esbozó una bonita sonrisa.
—No importa cuántas veces me despiertes, ¿okay? Siempre voy a estar para ti, Marinette.
—No puedo evitarlo, lo siento.
—Ya te dije que no hay nada de qué disculparse. Fue sólo un mal sueño.
Pero una parte de mí sabía que eso no era del todo cierto.
Porque no importa cuál sea el sueño, los factores se repiten, las mariposas revolotean, y él vuelve a caer frente a mis ojos.
De sólo pensarlo un escalofrío me recorre la espalda y tengo que abrazarme a mí misma.
Adrien se queda un rato más, hasta que mi respiración se acompasa y empiezo a rendirme ante los brazos de Morfeo. Siento cómo se levanta de la cama y camina hasta la salida. Después escucho la puerta cerrarse lentamente, al tiempo que me vuelvo entre las sábanas, observando aquella puerta cerrada donde hace un segundo estaba mi chico.
No puedo evitar sentir lo que siento por él, no puedo cohibir el latir estrepitoso de mi corazón cada vez que lo veo.
—Te amo, Adrien Agreste—susurro completamente para mí entre la negrura de la madrugada—Pero es hora de que las cosas cambien.
París necesita una heroína, Marcel alguien que vengue su muerte y yo, encontrar todas las piezas de mi propio rompecabezas.
Así que duermo, sin tener la más mínima idea de que el juego está por volver a comenzar.
ESTÁS LEYENDO
Saving me
FanfictionDicen que los cataclismos son lo que te cambia la vida. ¿O era lo inesperado? Han pasado cuatro meses desde que sus vidas cambiaron por completo. Ahora Adrien y Marinette por fin han aceptado su destino como los nuevos héroes parisinos. Sin embargo...