Capítulo 18: Shunrei

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Ella era como una hermosa flor, que nace sobre los hermosos valles de aquel precioso lugar, una joven llena de vida, con el amor de ayudar a los demás, pese al cruel destino que tenia al ver al amor de su vida partir a una infinidad de guerras, el perder al que fue como su padre quien la rescato cuando era una bebita de días de nacida, aquella joven que con el pasar de los años se hizo madre de un varoncito que tendría un destino similar a su padre, el hombre que ella tanto esperaba y por el cual rezaba.

Pero ¿Por qué a ella? ¿Por qué a aquella hermosa joven con dulces sentimientos fue traicionada de tan dura forma? ¿valió la pena la espera? ¿habría valido la pena rezar por ese hombre que le juro amor eterno en el altar y en el lecho donde pudo entregarse en cuerpo y alma ante él, enserio valió tanto la pena? Muchos se harían esas preguntas, alguna diría dejare a este canalla y que se pudra en el infierno, lo hare pagar de la forma más dura, lo engañare también para que sienta mi dolor, pero no, ella no era así, ella no podía serlo y mucho menos engañarle pese a que él lo hizo.

¿Habría valido el criar sola aquel joven que era hijo suyo? ¿valdría la pena las desveladas que ella se dio por él? ¿sacarlo de algún problema común en esas edades? Algunos dirían déjalo que aprenda con golpes, métele mano dura y que sepa quien manda y que te tenga miedo, no le sigas ayudando que se las arregle solo, como no valora trátalo igual o peor, pero no, ella no era así, no podría hacerle eso a su hijo, su todo y aunque este le hubiera dicho aquello tan mortífero, que otra solo hubiera atinado a castigarle físicamente hasta que aprendiera la lección, ella no, ella solo pudo huir de ahí con el dolor en su corazón, pero eso no significaba para ella el dejar de amar a su primogénito, quien lloraba amargamente de arrepentimiento al igual que su esposo, sus dos amores habían caído en cuenta que había cometido un grave error.

De no ser por aquella familia que le encontró desplomada como un animal atropellado en la calle, lo mas seguro habría muerto por sus heridas y la torrencial lluvia, aquellos samaritanos que sanaron sus heridas físicas, que trataron como buscar a su familia y que no se habían aprovechado de ella, en su debilidad, en el momento que ella perdió todo recuerdo y rastro de quien era.

Ahí estaba ella, ella quien había tomado una decisión errónea, el lanzarse de la cascada pese a las suplicas del alumno de su esposo, caer en el abismo de aquel mítico lugar, más sin embargo, caer en el abismo de la desesperación, buscando una salida aquello que le torturaba, de las presas y cadenas de la amnesia, el mismo hombre que le había rescato con sus hijas, le había encontrado y tomado para llevársela a su hogar y sanarla, pidiendo junto a su familia que ella sobreviviera y recuperara su memoria y su vida nuevamente.

-Shiryu...-dijo la joven con lágrimas en sus ojos, sosteniendo sus manos en su pecho - ¿Qué nos pasó? ¿Aun me amara? ¿Aun me amas? -se pregunto internamente, sus lagrimas cristalinas solo pudieron ser derramadas por sus bellas mejillas, con su corazón latiendo con fuerza -Que nos pasó...

-Al fin despiertas -hablo Ming -te veo mucho mejor que ayer -dijo la joven colocando un ungüento de hojas silvestres medicinales en la frente de la joven -mi esposo te encontró a la orilla del rio -le da un pan con mermelada -te prepare esto para que comas algo.

-Gracias...-suspira -creo que ya medio recuerdo algo -aquello sorprendió a la mujer que le atendía - ¿soy esposa de un caballero dorado llamado Shiryu no? ¿y tengo un hijo con él? -pregunto la joven, en aquella mujer se dibujo una sonrisa pues notaba que la joven poco a poco recuperaba sus recuerdos, la mujer asintió -ya veo...

-Ambos vinieron a verte la primera vez que te encontramos herida -respondió la mujer -nos preocupamos porque no te acordabas de nadie -se sienta al lado de ella -pero nos alivia que al menos tienes un recuerdo valioso -le mira -y es el tener una familia -la joven comenzó a llorar en silencio, aquello era cierto lo que le estaban diciendo era real, era amada por su familia pero, el recuerdo de una traición y palabras hirientes le retumbaban nuevamente en su cabeza.

-Sabes -aprieta los puños -lo ultimo pueda ser cierto -se limpia las lagrimas -pero dudo que el me siga amando y más después de que me engaño, creo que -suspira -no creo que él me ame más.

-Querida -toma las manos de la mujer -obviamente no se puede justificar la acción que el hizo, pero -suspira -por lo que vi de el y tu hijo, se ven arrepentidos -limpia las lagrimas de la mujer -ellos de verdad te aman, aunque saben que deben cambiar.

-Me duele tanto -dijo la mujer llorando -eh recordado casi todo, sus palabras, sus acusaciones y el que mi propio hijo me dijera que yo no significaba nada para el fue demasiado para mí, yo de verdad no se que hacer, los amo pero siento que a la vez me lastima estar con ellos, sentirme así no es justo -dijo golpeando la cama -no sabe cuánto rece por él, cuanto le espere cuanto tuve que aguantarle -Shunrei finalmente liberaba todo aquello dejaba que sus sentimientos su alma hablaran -¡Solo quiero sabes si me ama de verdad! ¡quiero saber si valdrá la pena volver con ellos! ¡sé que sería una pésima madre si dejo a mi hijo, pero no aguanto mas esto! ¡no sé qué me ocurrió! Se que estuve en Rusia se que estuve con Guang un amigo mío y que, si tal vez en su momento se me cruzo por la mente hacerle lo mismo a él, pero -suspira -no puedo hacerle eso a Shiryu, si fuera otra ya lo hubiera dejado y lo hubiera humillado y expuesto como un malnacido infiel ¿pero sabes qué? -grita - ¡soy una miserable y debilucha!

-No lo eres -se escucho la voz de alguien familiar, era Guang quien se había enterado de la ubicación de la joven -Shunrei...no eres una miserable no lo eres -se acerca -y se que tu no eres de mal corazón y el que no hagas lo que otras hacen no te hace débil -relato -creo que estas personas han sido buenas contigo y si ellos notaron eso en ellos a de ser verdad -hacer referencia a Ming y su familia -además, aunque yo sienta algo por ti, se que no serás feliz y lo que quiero para ti es tu felicidad, se que Shiryu fue un maldito y que merece su golpe pero -suspira -tanto tu como yo sabemos que no poseemos ese sentimiento de maldad, y por mas que la sociedad diga que la venganza es fundamental eso no es verdad -dijo firmemente -porque eso si te hace ver como una cobarde y débil.

- ¿Crees que él me ame? -pregunto la joven con lagrimas en sus ojos - ¿crees que él es capaz de pedirme perdón de verdad? -Guang con dificultad asintió, aunque el la amase sabia perfectamente que ella no seria de el y no seria nada feliz a su lado.

-Ya veo...-dijo la joven con una mirada triste -solo espero que sea verdad -la confianza se había destruido, ella a pesar de recuperar sus recuerdos, había momentos en que las cosas negativas hacían eco en ella, mas sin embargo sabia que el amor de ella por su familia no desaparecería.

En la casa Shiryu se había quedado dormido junto a su hijo, quien prefirió estar al lado de su padre luego de haber hablado del asunto, aquella escena conmovió a los jóvenes que estaban con ellos y quienes ya estaban levantados para poder resolver aquel asunto familiar en el que ya estaban involucrados.

-Espero que ella se encuentre bien -hablo Missy algo preocupada - ¿Por qué no la trajiste?

-Porque el señor Qian se iba a encargar de ella y se lo dijo a Shiryu, que el se iba a encargar del asunto y la salud de ella -dijo Aeneas -era eso o que ella muriera por hipotermia.

-lo importante es que ya todo se podrá arreglar...-tocan la puerta -¿Quién será? -pregunto Agatha para abrir y llevarse la sorpresa de quien estaba ante ellos o mejor dicho quienes estaban ahí ante ellos.

Continuara 

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