3: Vendrás a casa

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Capítulo 3

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Capítulo 3

«Vendrás a casa»


Esther se giró para observar a su dueño después de verlo removerse en su asiento por enésima vez mientras continuaba conduciendo en silencio. Phoenix se había dormido profundamente unos minutos luego de ofrecerle un millón de dólares para llevarla de vuelta a su hogar en California y desde entonces no se había movido de su sitio.

Genial. — Se dijo Justin a sí mismo. — ¿Y ahora qué se supone que haga? No puedo dejarla tirada a un costado de la carretera, alguien podría hacerle daño...

— O puedes venderla en el mercado negro. — Dijo su padre.— Escuché que pagan muy bien por los órganos, con lo que valen sus riñones podrías juntar el resto del dinero que necesitas.

Él apartó la idea sin siquiera pensar en darle vueltas a eso, no iba a vender a nadie en el mercado negro, no importa lo desesperado que estuviera por dinero.

Entonces, un ruido comenzó a escucharse en la cabina de la camioneta. Genial, estaba quedándose sin gasolina. Tenía solo un par de dólares en su bolsillo y un cuarto tanque de gas, con un largo viaje por delante. Definitivamente necesitaba encontrar una gasolinera cerca antes de terminar parado en la deriva de esa carretera. En ese momento, Phoenix se removió en su asiento tapándose aún más con la chaqueta de Justin. Él se la había colocado cuando la vio casi tiritando a su lado, así que acomodó su chaqueta y trató de taparla lo más posible, sabía que apenas se despertara tendría que sacarse ese vestido empapado si no quería enfermarme.

Es una muchacha muy linda. — Dijo Ray Bieber. — Sigo insistiendo en que si la vendes te pagarían muy bien.

Desvío la mirada con rapidez ignorando la voz en su cabeza cuando vio un cartel a un costado de la carretera que señalaba que dentro de cinco kilómetros se encontraba una gasolinera. Después de todo parecía que la suerte no estaba completamente en su contra.

Phoenix abrió los ojos al sentir como la puerta del vehículo se cerraba, por un momento deseó que todo hubiera sido una mala pesadilla y en realidad, ella ya se encontraba casada con el hombre que más amaba en su vida. Pero desgraciadamente, esas no eran cosas que sucedían en la vida real. Así que se volvió a recostar en el asiento de aquella camioneta esperando que, de alguna forma, ese día fuera mejor que el anterior. Aspiró con fuerza el perfume de Justin que estaba impregnado en su chaqueta y quiso agradecerle por cubrirla con ésta mientras ella dormía.

Hablando de Justin, por el reflejo del espejo pudo verlo cerrando el compartimiento del combustible y luego rodear la camioneta hasta abrir la puerta del conductor. Una vez que se sentó, se colocó el cinturón de seguridad, y antes de arrancar el vehículo se dio vuelta para observarla. Cuando vio que efectivamente Phoenix estaba despierta y mirándolo atentamente sintió como sus mejillas se sonrojaban levemente.

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