Capítulo 1: La Casa En Mitad Del Lago

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El frío en Lugoth era horrible en invierno, todas las familias dejaban la ciudad y se mudaban durante dos o tres meses a las ciudades cálidas más cercanas, pues esto resultaba más barato que lo que se gastaba en leña o electricidad. La familia Lefeu no era la excepción, aunque a diferencia de todas las demás familias de la zona, salía a un lugar más alejado, Sarway, pues su hijo único; Wady, era bastante enfermizo. Además de haber comprado una casa allí.

Aunque sus padres siempre le decían que era debido a que Sarway era más cálida que otras ciudades, Wady sabía que en realidad sus padres simplemente no querían que la gente pudiese enterarse de que los Lefeu tenían un hijo como él.

Wady era un chico callado y un poco tímido, Había pasado 13 de sus 14 años yendo semanalmente al hospital, y eso, debido a que hace 3 años tuvo una enfermedad tan grave que tuvo que quedarse un año entero en casa, había sido el peor año de su corta vida. Sabía que no viviría muchos años más, pues según sus doctores; era débil, pero tampoco le importaba demasiado, pues, él no tenía amigos ni hermanos, sus padres apenas y se preocupaban por él más allá de sus visitas semanales al médico cuando estaban en Lugoth, por eso le gustaba ir a Sarway, pues la gente allí no los conocía y podía salir a la calle de vez en cuando a intentar hacer amigos.

El matrimonio Lefeu era una de las parejas más adineradas y reconocidas de Lugoth, así que los médicos y medicamentos de su hijo no eran problema para ellos, parecía que el único problema para sus padres era él. Muchas veces Wady había pensado en decirle al mundo por Internet que él era el hijo de los Lefeu, sin embargo, después de darle muchas vueltas, decidió no hacerlo, pues sus padres no eran tan importantes en otros lugares y sabía que la gente tampoco le creería.

Al llegar a Sarway, lo primero que Wady divisó fue el gran lago a la entrada de la ciudad, principalmente la hermosa casa que parecía una isla, justo en la mitad del lago, y si la casa no era ya de por sí suficientemente llamativa, una hermosa y gigante puerta negra y brillante que resaltaba aún más por el brillo de la luna le daba su esplendor. Wady siempre había soñado con ir a esa casa desde que tenía memoria, pues era un chico muy curioso, pero sabía que sus padres no lo llevarían, y no porque la casa estuviera lejos, de hecho quedaba a tan sólo 20 minutos a pie desde su casa en Sarway, sino porque nunca tenían tiempo para él, pero Wady estaba mejor en cuanto a salud, lo podía sentir, y este año tenía preparado salir de su casa durante alguna noche e ir a la casa del lago, pues era sabido que la casa estaba abandonada y que la puerta estaba abierta, esto último Wady lo supo el invierno pasado cuando escuchó a unos chicos en la calle hablar sobre la casa.

Eran las 11 p.m. cuando después de un viaje muy largo y agotador, llegaron a su casa en Sarway. Al llegar, Sarah, la madre de Wady, notó que la cerradura de la puerta estaba forzada y dañada, además de que las ventanas estaban rotas, y no pudo evitar dar un pequeño grito de horror al ver que así mismo, todas sus macetas estaban hechas pedazos.

—¡Bah, estúpidos ladrones! ¿No les basta con dañar mi puerta?, y esas malditas cámaras viejas, servirían más si las usara para encender la chimenea, —exclamó molesto el señor Lefeu.

—No te preocupes cariño, no pudieron haberse llevado mucho, —respondió amablemente Sarah. Y así era, al entrar se dieron cuenta que sólo faltaba un televisor y algunas cosas de la cocina.

No era la primera vez que los Lefeu sufrían un robo en esa casa, así que Barry, el señor Lefeu, había remodelado la casa y ordenado que hicieran las puertas más chicas, así no cabrían gran parte de los muebles de adentro si sufrían un robo, a Wady le parecía una idea tonta, pero parecía haber funcionado lo suficientemente bien como para evitar grandes pérdidas.

Wady entró a la casa después de sus padres, y, después de despedirse de sus padres sin ninguna respuesta, hizo lo que más le gustaba hacer, o, mejor dicho, lo único que podía hacer en ese momento; subir a su recámara en el segundo piso y fingir que no existía mientras leía o escuchaba música, desafortunadamente en Sarway la señal de internet era pésima, así que era inútil intentar hablar con sus amigos de internet.

La noche transcurría normalmente, y un cielo nublado podía notarse debido al brillo de la luna, pero la luz de la luna no sólo hacía que el cielo tuviera ese brillo, también ocasionaba que la gran puerta negra de la casa del lago brillara como nunca, Wady no podía resistirse más, tenía que ir, era como si la casa lo llamara, pero sin embargo, Wady no tuvo el suficiente valor para salir esa noche, Le quedaban 2 largos meses de vacaciones en Sarway y sabía que este sería sin duda, el año en que iría a la casa del lago.

Después de algunos intentos fallidos para lograr dormir, Wady decidió bajar a la cocina y comer algo, no había gran cosa, pues apenas hacía 3 horas que habían llegado y lo único que había en la cocina era pan que habían comprado durante el camino, tomó una pieza de pan y comió, pues no había ni leche o café para acompañar, y cuando hubo terminado, subió a su habitación. Mientras recorría el pasillo logró distinguir la voz de su madre y la de su padre mientras discutían y no pudo evitar escuchar un "sabes que todo cambió cuando tu hijo nació". No era la primera vez que Wady escuchaba a sus padres discutir y mencionar eso, pero no lograba entender si al referirse a "tu hijo" se refería a una infidelidad de su padre, o si simplemente su existencia les causaba demasiada indiferencia a sus padres como para llamarlo por su nombre. No iba a darle más vueltas al asunto y caminó hacia su habitación, entró y se acostó en la cama, estaba tan cansado que quedó profundamente dormido.

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