*el internado* [Pausada]

Rencuentro

1959

Rita se encontraba en sus 16 años de edad, para muchos una "señorita" la cual debía comportarse como tal, no era como que a ella le gustará mucho esa idea, pero tampoco quería tener problemas con su padre el cual fue quien le inculcó esos valores. Pero si quitamos aquella enseñanza machista, su dulce amabilidad era más que sincera, era considerada como una joven tranquila y era así como debía ser.

—Ya llegamos señorita Wilson.

—Oh, ¿Enserio? —sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de aquel conductor. miro hacía la ventana del carro viendo una gran y hermosa casa de un color rojizo.

El hombre abrió la puerta a la chica de cabello castaño, para luego sacar las cosas del maletín.

—Gracias, George... Bueno —levanto su mirada viendo a su conductor el cual por muy raro que parezca le tenía mucho cariño, y para ella era su familia también— supongo que ya es momento de despedirse —con algo de nostalgia abrazo al mayor el cual correspondió dulcemente.

—Claro que no señorita, volverá para las vacaciones... Y cuando lo haga nos iremos al parque para comer helado como lo hacíamos cada fin de semana —dijo tratando de animarla, algo que funcionó bien.

—Tienes razón –se apartó del hombre el cual veía como una imagen paterna— nos vemos, George.. cuídate mucho.

—Usted igual señorita.

Rita tomo sus cosas para caminar hacia su nuevo destino, no sin antes dedicarle una sonrisa a su conductor.
Su padre le había llegado la sorpresiva idea de mandar a su hija a un internado, el lo que quería era que la adolescente saliera de ahí como una genio y con muy buenos modales. Ahora era nueva, y no era como si le se le hiciera difícil conseguir amigos, era muy sociable, solo que iba a extrañar a sus demás amigos.. algo normal.

····
····
····
¿

—¿Hola? —un joven de 17 años se edad entraba a su habitación con sus cosas en mano mirando toda a habitación, parecía que no había nadie aún... O eso pensó.

—¡Buu!

Un gran grito de terror se había escuchado en toda la habitación, el joven que había entrado a la habitación ahora se encontraba pálido y con la mano en el pecho.

—¿Verdad que te asusté, John? —el culpable del susto del pobre chico reía por la primera broma del año que le había hecho a uno de sus mejores amigos— ¡debiste ver tu cara! ¡Jajajajajajajaja!

El contrario solo se cayó al piso.

—¿John? Hey, vamos... Solo fue un susto, no es para tanto —vio que esté no le respondía a lo que empezó a alterarse, ahora se sentía un tonto– o- oye amig- amigo —tartamudeo un poco mientras se arrodillaba preocupado de que el otro no mostrará signos de vida.

—¡AHHHH!

—¡AHHHHHHH! —espantado retrocedió pegándose a la pared viendo como el otro chico se comenzaba a reír, el bastardo se la había regresado— ¡Baboso, te creí muerto!

—Tu le empezaste.

—Toche —le miro unos segundos para abrazar al otro el cual le respondió mientras se reían por lo que paso. Había sido dos meses en los cuales no se habían visto, y vaya que se extrañaron en hacer se bromas inmaduras, algo normal en su amistad— te extrañe, gordito.