𝐙𝐨𝐒𝐚𝐧𝐖𝐞𝐞𝐤𝟐𝟎𝟐𝟏
❝ Así que, si me amas, déjame ir.
Y huye antes de que me entere.
Mi corazón es demasiado oscuro
para que le importe.
No puedo destruir lo que no está ahí.❞
...
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5. ᒪÁGᖇIᗰᗩᔕ
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—No podemos estar juntos, Zoro.
—Lo sé.
Las manos del rubio abrochaban los botones de la camisa del hombre de cabellos verdes. En silencio. Ambos entendían la situación. Sabían lo que tenían que hacer, aunque les doliese.
—No podemos seguir viéndonos, Zoro.
—Lo sé.
Las yemas de los dedos de Zoro acariciaron la mejilla de Sanji con ternura, como si pudiera romperlo si aplicaba más presión de la necesaria.
Su amor fue una simple casualidad. Un desliz. Algo que no debió haber pasado.
Pero pasó. Nadie puede evitar que el amor florezca, de la misma manera que nadie puede evitar que la lluvia caiga como las lágrimas que resbalaban por las mejillas del peliverde.
—Atesoraré cada momento que pasamos juntos.
—Lo sé. —Zoro apoyó su cabeza contra el pecho de Sanji—. Yo también.
—Quizá en otro tiempo nuestra relación no hubiera sido tan mal vista. —El rubio intentó ocultar sus lágrimas mientras acariciaba la espalda de su amante. Intentó bromear para quitarle hierro al asunto—. En cierta forma, somos como Romeo y Julieta, ¿no? Un amor prohibido. —Rio un poco. Zoro también dejó escapar una risilla entre sus leves sollozos.
—Eres idiota. —Se secó las lágrimas.
—Lo sé —respondió Sanji, haciendo reír al peliverde.
—Ya es tarde... Debería volver a casa antes de que se pregunten dónde estoy. —Sanji asintió y acompañó a Zoro a la salida de su casa.
El peliverde se giró antes de salir por la puerta, de cara a Sanji.
—Te quiero, Sanji.
—Lo sé. —Zoro le dio un golpe en el hombro, chasqueando la lengua, y el rubio rio—. Perdón, perdón. —Le cogió de ambas manos—. Yo también te quiero, Zoro. —Besó sus nudillos como si fuera la última vez, intentando recordar ese sentimiento. Probablemente sería la última vez. Y dolía.
—Hasta... —Zoro no se atrevió a decir "Hasta mañana", o "Hasta la semana que viene", como solía hacer—. Hasta otra.
—Hasta otra.
Sanji no cerró la puerta hasta que el peliverde hubo desaparecido de su rellano, queriendo mantener la imagen de Zoro en su cabeza lo máximo posible, aunque fuera su imagen alejándose de él.
Si tan solo lo suyo no hubiera sido un amor prohibido.
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Cliché, pero un cliché demasiado tentador como para no escribirlo alguna vez xD
