capítulo 1

2.8K 211 14
                                    

Xiao Zhan no había padecido jamás una lesión hasta que tuvo el accidente.Estaba esperando a girar a la derecha en un cruce cuando otro coche se salto el semáforo rojo y chocó contra el, justo detrás de la puerta del conductor. No se había roto ningún hueso, pero tenía el cuerpo y la cabeza llenos de hematomas y contusiones y cualquier movimiento por leve que fuera, le provocaba un intenso dolor.
Estaba en el hospital desde la tarde anterior, hacía apenas media hora se había desplazado con la ayuda de una enfermera de la cama a una silla, conseguirlo había sido una labor hercúlea.
Acostumbrado a revisar vitalidad y energía, aquella debilidad lo desesperada. Y estar tan cerca de la muerte había dejado su espíritu igualmente debilitado.
La fragilidad le impedía contener la melancolía que había logrado reprimir durante los dos últimos años y las lágrimas inundaban sus ojos a cada instante. Sin embargo, no podía llorar porque tal y como ya había comprobado, las sacudidas del llanto arrastraban su cuerpo y cabeza a una espantosa agonía.
Cerró los ojos unos segundos y oyó abrirse la puerta de la habitación. Estaba tan acostumbrado a las entradas y salidas de médicos y enfermeras que no se molestó en comprobar quien entraba. Lo que llamó su atención fue el ruido de botas en lugar del sonido de los zuecos del personal médico. Y de pronto su corazón identificó la muda presencia de la única persona que no olvidaría ni aunque viviera cien años.
Las pisadas se detuvieron junto a la cama. El aire se lleno del aroma a cuero , a aire fresco y a after-shave de sándalo y Zhan sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.
-Estas horroroso
Wang Yibo no se andaba con rodeos ni decía las cosas con sutileza.
Por eso el había dejado cloud recesses ranch. Y el hecho de que él nunca nunca se hubiera puesto en contacto con Zhan desde el día en que dejó el Rancho demostraba que había tomado la decisión correcta. Puesto que sabía que Yibo nunca cambiaría de opinión respecto a él, y que Zhan nunca dejaría de sentir lo que sentía por él, la única solución posible era desaparecer.
-Nadie a pedido tu opinión- dijo y abrió los ojos. Sabía que parecía tan frágil como se sentía, así que trato de defenderse tras un tono adusto-. Regodeate si quieres. Pero marchate cuanto antes.
Sólo entonces fijo sus ojos en él y creyó que se desmayaria, Yibo era la esencia de la masculinidad.
Era un macho de la cabeza a los pies, duro, varonil y arrogante. Una combinación perfecta de protector de los débiles y déspota temperamental e impredecible. Y tan increíblemente guapo que a veces parecía un Dios.
Su rostro Morena por extenuantes horas al sol del Rancho, su cabello castaño y liso. Pero sus ojos eran de un intenso azul que podía resultar frío como el hielo o brillar como una cálida llama. Solo ocasionalmente miraban con ternura o sonreian. A menudo lanzaba destellos de irritación o incomodidad.
Podía resultar amable si se lo proponía, pero se notaba que estaba acostumbrado a que las cosas se hicieran a su gusto. Wang Yibo no era pasivo ni vacilante y no obedecía más leyes que las propias. Zhan seguía sin comprender cómo había consentido que viviera con él en el Rancho durante cinco años.
Su voz grave y aterciopelada lo hizo estremecerse.
-He venido a llevarte a casa- dijo con firmeza.
Zhan tardó unos segundos en comprender. Cuando lo hizo, el dolor y la frustración del pasado y del presente se conjugaron en una sacudida de dolor tan intensa que se llevó la mano a la cabeza automáticamente como si con ello pudiera frenarla.
-Marchate- susurro.
Los dedos que se cerraron sobre su muñeca tenían la aspereza de las manos encallecidas. Yibo lo obligó a bajar el brazo y le agarro la mano. Con la otra le acarició suavemente la frente.
-Te duele, verdad pequeño? - la dulzura de aquel comentario fue como una bocanada de aire cálido -. Relajar e-mail continuó Yibo en un susurro -. Estas malditas contusiones...
Súbitamente el dolor comenzó a remitir a medida que aquella mano firme y áspera comenzó a masajearle la cabeza hasta convertir el dolor agudo en una molestia mucho más soportable.

Zhan tuvo la visión de Yibo atendiendo a un animal herido. Nadie lo hacía tan bien como él. Su brusquedad con las personas se convertía en delicadeza hacía los animales y los niños. Cuanto más pequeños y débiles eran, más lo buscaban instintivamente. Aquella era una de las razones por las que se había enamorado de él. A los 15 años lo idolatraba. Él era un niño delgado y frágil de ciudad cuya impredecible madre se casó con el padre de Yibo. Era terriblemente tímido y la ruda vida del Rancho lo aterraba.
Pero él mayor que Zhan, había sido amable y paciente, y Zhan se acostumbró a seguirlo a todas partes y, finalmente a venerarlo.
Él le enseño a montar, a pescar, y a disparar y al mismo tiempo lo instruyó sobre como debía comportarse en público. Decidía su ropa y hablaba con los chicos con los que salía cuando Zhan confesó ser gay. También le enseño a bailar. En definitiva, de él había aprendido todo lo que sabía y con él se había sentido seguro y protegido.
Pero todo eso cambió cuando, con el paso del tiempo, se enamoró de él. Desde aquel instante, Yibo se distanció y evitó quedarse a solas con Zhan.
Dolido y sintiéndose abandonado, Zhan hizo lo posible por permanecer junto a él. Hasta el espantoso día en el que, la frustración y la Impetuosidad del amor adolescente lo llevaron a acorralarlo y a confesar.
Ni siquiera después de tanto tiempo podía soportar el recuerdo de aquella terrible escena. Pero tratar de ahuyentarlo Zhan volvió al presente y a aquella mano reconfortante que masajeaba con suavidad su dolorida cabeza. Sus sentimientos habían madurado con la edad pero no habían cambiado, y solo podrían causarle más dolor del que ya había padecido. Hizo un esfuerzo sobrehumano para soltar la mano que él sujetaba y movió débilmente la cabeza.
-Para, por favor.
Habló con más brusquedad de lo que había pretendido, pero prefería ocultar sus sentimientos a arriesgarse a ser rechazado.
-Está bien, pequeño- Yibo retiró la mano pero le acarició la mejilla, y para Zhan aquel roce y la dulzura de su voz fueron como un auténtico bálsamo - Descanza. Yo me ocuparé de todo.
Zhan sintió un estremecimiento de felicidad. <<Yo me ocuparé de todo>> significaba <<Yo cuidaré de ti>>, y por más que su sentido común le advirtió que no debía dar mayor importancia a aquellas palabras, en su Estado de debilidad y agotamiento fueron como música para sus oídos.
Plácidamente, la oscuridad lo arrastró hacia un lugar al que Wang Yibo no podía seguirlo.

volver a ti ( Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora