i'll Dry Your Tears.

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Prólogo. 

Era una mañana fría, una chica se encontraba batallando contra el sueño, no podía dormirse el primer día de clases.

Estaba por cerrar los ojos cuando una voz tan espantosa—Al menos para ella— comenzó a escucharse por toda el aula. Al levantar su cabeza con extremada pereza pudo observar a un castaño hablando por teléfono. 

—Niño fresa, ¿Podrías salirte del salón para atender tus llamadas? a nadie le interesa escucharte.

El chico ni siquiera se molestó en verla, pero luego de unos segundos volteo en su dirección y la chica pudo observar como el castaño de voz horrorosa comenzaba a soltar unas lagrimas. 

¿Yo hice que llorara? se dijo así misma con algo de culpa, por más que ella lo evitara no podía dejar de ser grosera, es su naturaleza. 

El chico la miro una ultima vez antes de salir del salón casi corriendo. La chica bufo al sentir todas las miradas sobre ella. 

—No seas tan cruel, si ya le hiciste llorar al menos ve y pide una disculpa —Uno de sus antiguos compañeros se acerco a ella. 

—Bien, como sea. —Se levantó de mala gana en busca del castaño chillón. 

Lo observó en una esquina de su gran escuela. Se acercó lentamente, pues aunque lo negara ella quería saber porque el castaño estaba tan concentrado en su llamada.

—No Johnny, no puedes venir. —La chica pudo escuchar lo que provenía del aparato. 

—Te odio. —Colgó furioso mientras se giraba bruscamente impactando con la chica chismosa.— ¿Qué diablos haces? ¿Estabas siguiéndome? 

Al parecer el chico no es tan idiota como se ve. Se dijo la chica antes de correr para salvarse de una incomoda conversación. 

—Ey no — Johnny fue más rápido y sostuvo a la chica del brazo para que no pudiera seguir corriendo. Mala idea. Él no contaba con que la chica era mucho más fuerte de lo que aparentaba, siguió corriendo con el castaño chillón siguiéndole el paso. 

Lamentablemente no duro mucho porque el chico no pudo seguir más y se dejo caer. La chica cayo encima de él aplastándolo por completo. 

—¡Quítate, me vas a matar! —Dramatizó el mayor cuando la chica dejo caer todo su peso sobre él.  

—Oh claro que no me voy a quitar, al menos que prometas que no me harás tener una incomoda conversación. 

—Pues quédate ahí, veamos quien se cansa primero. 

Ambos chicos sacaron sus teléfonos para entretenerse en alguna red social esperando que el contrario se rindiera. El timbre anunciando sus clases sonó, ninguno tenia la intención de ir a sus clases, después de todo no era algo que les interesara en lo absoluto.

—¿Qué hacen ahí tirados? ¡Orlando y Williams, levántense de ahí! 

Ellos no tenían ni idea de quien diablos era el señor que les estaba hablando.

—A las tres corres —Susurro la chica, para su sorpresa el castaño asintió. 

—1...2..

—3.

La menor se levantó y comenzó a correr hacia la salida de la escuela, el castaño le siguió nuevamente mientras el señor de hace unos segundos los perseguía.

Cuando se encontraban lo bastante lejos de la escuela se detuvieron.

—¿Vamos por el desayuno? Yo invito. 

—Acepto —La chica nunca en su vida se perdonaría si rechazara una oferta de comida. 

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—Estos chicos se encontraban dando un espectáculo en medio pasillo y cuando el maestro Roger los reprendió salieron corriendo de la institución. 

La encargada de los alumnos nuevos le informaba a los tutores de los chicos lo sucedido, estos se reían internamente. 

—¿Nos hiciste regresarnos solo por esto Orlando? —Un señor imponente miro al chico negando lentamente. 

—No es para tanto, padre. 

—¡Claro que lo es! —Su madre habló mientras se levantaba de su asiento dispuesta a marcharse. —Hemos perdido el último vuelo del mes. 

El chico sonrió satisfecho, tendría a sus padres lo que restaba del mes, sin duda le agradecería eso a la joven chica que se encontraba a su lado charlando animadamente con su madre. Si tan solo su madre le viera con los mismos ojos. 

—No te quitare el auto solo porque tienes que llegar a casa y yo no tengo tiempo de recogerte—Fue lo ultimo que salió de su padre antes de que se marchara junto a su madre.

Y así fue como conocí a lo mejor que me paso en la vida. 

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Las apariencias engañan, puede que el chico de cara tonta sea muy inteligente, puede que la chica delgada sea más fuerte que tú. Y puede que de dos chicos completamente diferentes salga la amistad más legendaria de todos los tiempos.

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