Oh, queridos lectores, si existe algo que una escritora tan poco sutil como yo disfruta es de las familias escandalosas y, en esta época, ¡La más pequeña de la familia más escandalosa está a punto de debutar!
Zelda Valiant, una belleza rara, sin du...
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Capítulo seis. A tea arranged.
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Zyon estaba golpeando, casi ruidosamente, la punta de su vaso contra la mesa mientras, penosamente, cruzaba las piernas y tenía sus ojos fijos en su tío que, con la nariz arrugada por la confusión, leía este terrible periódico de chismes que mantenía a todos a la punta de sus sillas por la diversión.
Era una reunión familiar una que por primera vez no incluía a Zelda, para molestia de sus hermanos mayores, la cual estaba ocupada escaleras arriba preparándose para la cena ya que estuvo todo el día, aprovechando que nadie la visitaba, con pantalones y camisa pintando la sala más cercana a los jardines.
Hasta sus parientes, Neville y Percival, estaban sentados en la alargada mesa.
— ¿Una triste belleza? Grotesco. — el hombre, ofendido, golpeó el papel contra la mesa. — Esta mujer declara tan fácilmente a mi sobrina inalcanzable. Es terrible.
Todos los hombres en la mesa estaban de acuerdo con eso. Zelda era inalcanzable pero no de la manera que Lady Whistledown. Ella era una estrella que se subía más allá que cualquiera y, cuando la luna no estaba, ella se encargaba de iluminar las noches más oscuras de hombres patéticos como ellos.
