Sus manos se cierran con fuerza sobre mis pechos, duele cuando jala los pezones hinchados. El gemido que escapa de mis labios es de placer, abro más las piernas y sus embestidas se hacen mas profundas. Busco sus labios y lo beso llena de excitación, su lengua se enrosca con la mía y sus dientes se clavan sobre mi labio inferior.
No lo quiero a él, pero como adoro a su polla pienso mientras sigue golpeando en mi interior. Los gemidos, las respiraciones pesadas y el golpe de la carne son lo único que se escucha dentro del auto. Sus dedos se clavan en mi culo y mis caderas se mueven con más fuerza sobre su regazo
- Estoy cerca, princesa - Gime contra mi cuello y pasa su lengua sobre el mientras da pequeños mordiscos. Siento el fuego en mi vientre y un gemido gutural sube por mi garganta, me corro en sinfonía con su propio orgasmo y cuando estoy bajando de mi nube de pasión, espero que el sentimiento de culpa llegue, pero no pasa nada, el único sentimiento que me embarga en este momento, es que deseo profundamente una ducha, para quitarme el olor de Damiano y sexo.
Desliza sus manos por mis muslos desnudos como el amante cariñoso que es, miro su rostro, sus ojos están cerrados y tiene esa pequeña sonrisita juguetona que siempre cuelga de sus labios, como un desafío a borrársela, es guapo, mis amigas dirían que es un diez redondo, guapo, inteligente y divertido. Lo ultimo es lo más difícil de conseguir en nuestro mundo. Su pelo negro es algo largo, con rizos, piel bronceada, sus ojos son de un verde único, me parecen demasiado exóticos, quizás eso fue lo primero que me llamo la atención de él hace un par de años. El hace que todo sea más tolerable, borro de mis labios la sonrisa que se estaba formando mientras lo miraba, no, no, no me retiro de regazo, sacando de mi interior su polla semi erecta, y me muevo torpemente hacia el asiento de copiloto, abro rápidamente la guantera y tomo un poco de Kleenex para limpiarme, poco glamuroso, y algo antihigiénico pero basicamente no nos pueden poner en ningún espacio donde estemos solos y esto no suceda, es todo pasión carnal.
Somos una especie de amor prohibido.
Aunque claramente la palabra amor no entra en nuestra lista de cosas por hacer, diría más bien, pasión, desde que mi padre nos presento en la Gala Benéfica por la vida de la Tortuga Arrau, sabíamos que íbamos a terminar en la cama, la electricidad, la tensión y la forma en como nos devoramos con la mirada, eran los ingredientes que se necesitaban para completar la transacción que me llevo directa y bien dispuesta a su cama.
Organizo rápidamente mi ropa, y me miro en el espejo del visor, y me veo como una zorra bien follada, me permito disfrutar un poco de la sensación de placer que aun lanza leves punzaciones en mi coño. No soy mojigata en lo más mínimo, tengo veintidós años y soy muy liberal con mi vida sexual, no me avergüenzo de eso. Y no me reprimo para nada, se lo que quiero.
Damiano esta en su teléfono, viendo su lista de mensajes con el ceño fruncido, estamos en un silencio cómodo, no es como que fueramos muy charladores después del sexo, como dije antes, el hace que todo sea más tolerable, estoy montada en mi línea soñadora, pero mi celular esta repleto de llamadas perdidas y mensajes, no puedo abrir ninguno por que el sonido de un disparo me hace agacharme - Mierda - Dam gruñe, y mira hacia al frente el circulo en el parabrisa demuestra claramente como un disparo atravesó directamente entre nosotros. Levanta un poco su cabeza, y veo como su cuerpo se va congelando, y las líneas de sus músculos debajo del traje se van tensando un poco más, estira las manos hacia abajo y termina de ajustarse los pantalones.
- Princesa, nos atraparon - Baja su mirada hacia la mía, que estoy medio acurrucada en mi asiento, tratando de procesar que nos acaban de disparar ¿Qué? Lo miro a los ojos, y veo el miedo, tatuado en ellos. Nos atraparon, no puede ser, fuimos cuidadosos, otro disparo detona el cristal posterior del auto. Son señales de alerta, quieren que bajemos del auto.