Un par de niños de diez años se miraron el uno al otro por varios minutos, sentados en el suelo, con las piernas cruzadas y expresiones supuestamente serias, aunque francamente se veían adorables, el pajarillo y el velocista, ojos verdes y azules se enfrentan en una batalla sumamente importante.
— Eres Robin, el niño maravilla, civilmente conocido como Richard Grayson, bajo la tutela de Bruce Wayne, que también es Batman.
El más pequeño alzo una ceja, para nada impresionado con la decoración del contrario.
— Eres Wally West, actualmente el más joven de los velocistas, sobrino de Barry Allen y por ende, protegido del amado Flash.
Después de otros minutos en silencio, el joven velocista se echó a reír, carcajadas que demuestran la diversión sentida, le da una sonrisa de lo más encantadora al pajarillo bebé del murciélago.
— Bueno, serás mi mejor amigo para siempre, no te escapas Dickie bird.
Ante esas palabras, el ojiazul también comienza a reír, un sonido melódico para el pelirrojo, aunque no lo admitirá, las mejillas del más pequeño se tornan rojizas de tanto reír y Wally West guarda esa memoria para la eternidad, el día en que Robin le reveló su identidad.
— Por siempre.
-
Star City.
— Mejor amigo eh... ¿siempre estuve destinado a mantenerme así?
Murmura para sí cierto velocista desde el balcón de su apartamento, las luces de Star City en la noche son tan deslumbrantes, tanto a comparación con Gotham, lo único no oscuro que que vio en esa ciudad fue siempre la presencia del niño maravilla, desde que lo conoció se enamoró, no comprendía exactamente que significaba ser "homosexual", solamente tenía la certeza de que el receptor de toda su atención no era una chica, si no un maravilloso chico.
Reposa sus manos en la barandilla pensando en lo estúpidamente desastroso que ha sido su vivir desde aquella confrontación con Dick Grayson, actuó como el más grande idiota, sí, dio patéticas excusas para intentar que la persona que le gusta no se volviera completamente inalcanzable, aquella memoria solo trae el pensamiento de que nunca, nunca pudo haber sido más que su mejor amigo.
— ¿Wally está creyendo en el destino? Eso no es aster.
Un gemido exasperado escapa de los labios del mencionado, por supuesto que reconoce al dueño de esa voz.
— Malditos murciélagos y sus bati apariciones.
El pelinegro de ojos azules solo se limita a sonreír, no contradiciendo esa declaración.
— ¿Qué haces aquí, Dick? Deberías estar en Gotham, en tu nido, con aves y murciélagos volando preocupados a tu alrededor.
— Debería.
Tararea en voz baja, se desliza de la azotea cayendo grácilmente junto al velocista.
— Pero cuando cierto idiota dice boberias y sabes que se reprende mentalmente en la soledad de su apartamento, teniendo la certeza de que ese idiota no regresará al nido donde se ocasionó el problema... pues tienes que ir tu hacia donde está el idiota.
— O... puedes dejar que el idiota se revuelque en la autocompasión.
— La autocompasión no va contigo.
— No, es agotadora.
Suspira con cansancio, el acumulado desde hace horas, está es la primera vez que lo ve después de lo sucedido. Pero esta demasiado exhausto como para avergonzarse o algo por el estilo, no ha comido demasiado, ni dormido adecuadamente, es cuestión de minutos para que se derrumbe y no le importa.
— Richard...
— ¿Desde cuándo somos tan formales entre nosotros?
— ¡Eres imposible!
El pelirrojo suelta una pequeña risa, es irónico como después de todos los sucesos, Dick actúa como si nada, incluso intenta aligerar el ambiente, hacerlo reír, ah... esa una de las mil razones por las que se enamoró de él.
— Tendrías que estar molesto, ni siquiera queriendo verme o quererlo para golpearme ¿acaso no estás herido?
— Wally, calla.
Es ese tono serio que reconoce a la perfección el que detiene su hablar, el ojiazul se mantiene sereno, su postura relajada, confiada incluso, muy diferente a la última vez que lo vio.
— Sí, estoy enojado, también herido, mi mejor amigo me repudió con todo lo que tiene, de quien esperaba me apoyará en esto... ¿cómo podría estar feliz?
Cada palabra es cierta, tal vez esperaba un shock, un silencio tan tenso que se pudiese haber cortado con la punta de un cuchillo, sí... lo esperaba, pero iba a ser más por la conmoción que esa profunda reacción, más impulsiva y extrema que otra cosa, aún así...
— Pero también puedo comprender que fue una reacción natural, te frustraste... porque te enamoraste de mí y en años... no sucedió nada... tus sentimientos no fueron correspondidos, no significa que justifique tus palabras pero puedo intentar comprender el trasfondo.
El ojiverde le ve con la sorpresa escrita en sus facciones y a la vez cierto alivio, porque no "están bien", pero al menos conversan y llegaran a ese punto en algún momento, en el fondo de sus almas, ninguno quiere perder a su mejor amigo.
— Dickie.
Llama su nombre con toda suavidad, luego se acerca al menor y le da un tierno beso en la mejilla, el ojiazul se tensa ligeramente pero permanece inmóvil.
— Siempre te amaré... y si no es como novio, será como tu mejor amigo. Discúlpame por ser actuar como todo un idiota...
El primer niño maravilla le da una pequeña pero suave y sincera sonrisa, asintiendo con la cabeza en señal de aceptación.
— No sé si siempre estuvimos destinados a ser mejores amigos, pero fuese o no así, no quisiera que dejaras de ser una de las personas importantes en mi vida, Kid-idiota.
El velocista vuelve a reír por lo bajo.
— Me reconforta saber que al menos en otra realidad eres mi novio.
— ¿De qué hablas?
Niega con la cabeza divertido.
— Dickiebird, te invito a cenar, como ofrenda de paz.
Y aunque probablemente en el nido de aves y murciélagos todos estén entrando en pánico...
— De acuerdo, quiero pizza.
— ¡Hecho!
Hay cosas en el aire y probablemente pase mucho tiempo para que se vuelvan a ver, pues cada uno piensa darle su espacio al contrario para procesar todo lo ocurrido y aunque no puedan volver a ser lo que eran antes...
ESTÁS LEYENDO
"Nuestro nido JayDick"
Fiksi PenggemarAdoptados por el mismo hombre murciélago, un amor más allá de lo fraternal.