Almas en pena

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_  Hace tiempo no vengo por aquí_ Dijo Ali mientras aparcaba el coche.
_ ¿ Aquí es donde te criaste,  no? _ Ali asintió con la cabeza mirando fijamente a hacia la casa.
Pedro no pudo evitar reconocer algo de miedo en la mirada de Ali.
_ ¿Éstas bien? _ Ali no dijo nada _ Siempre que se habla de ésta casa te pones muy tensa y nerviosa ¿que fue lo que ocurrió aquí.? ¿ Porque éste lugar te perturba tanto,?
_ No quiero hablar de ello.
_ Venga Ali,  talvez te hace bien contarlo.  
  Ali camino hacia la casa lentamente,  como si le costará andar,  Pedro la siguió ispeccionando los alrededores con la mirada.  Cuando estaba a punto de abrir la puerta se viró hacia Pedro

_tinc tinc tinc tinc._ Sonrió Ali
_ Ese sonido me estaba desesperando,_ Continuó diciendo_  hacia ya un rato que había dejado de llover y esa gotera seguía,  recordándome los cientos de problemas que tenía.  Mis padres no habían llegado aún del trabajo,  aunque tal vez era lo mejor,  por que cuando estaban en casa se pasaban todo el tiempo peleando, no había comido nada,  y para colmo nada de dibujos animados porque la tele estába rota.  El sol se comenzaba a esconder y con él el poco valor que me quedaba,  no me gustaba estar sola cuando oscurecia,la verdad no sabía exactamente porque , pero así era.  " Ya eres bastante grande,  puedes quedarte sola unas horas mientras trabajamos, " me gritaba mi papá cuando comenzaba a llorar en las mañanas,  " Cariño no tienes porque tenerle miedo a la oscuridad " me decía entonces mi mamá intentado calmarme.

  _ Y estaban en lo cierto ,  no había razón para tener miedo a la oscuridad y no se lo tenía,  pero a los seres que vienen con ella no hay manera de no temerles .
  La Gotera dejó de sonar, no había nada que emitiera algún ruido,  ni siquiera el silbido del aire era persectible,  no podía siquiera oír mi propia respiración,  parecía como si el mundo se hubiera detenido.         Entonces recordé , en cuanto el mundo se volvía mudo podía recordar.
   Al final del sendero les pude ver, como todos los días de la última semana, se alzaban como pálidas sombras,  como un humo espeso con aspecto humanoide,  de unos tres metros de altura y una delgadez increíble,  en sus rostros solo se podían divisar dos agujeros negros.  Caminaban hacia la casa lentamente,  como si les costara mucho trabajo avanzar,  parecia como si sus delgados cuerpo cargaran el peso del mundo.  A lo lejos se pudo ver una luz que venía hacia la casa,  eran mis papás que llegaban siempre a esa hora interrumpiendo el recorrido de estos seres, poco a poco se fueron disipando el aire,  otra vez su pesado viaje había sido interrumpido,  respiré,  pero me di cuenta de algo: cada día se acercaban más. 
El mundo volvió a tomar sonido y yo volví a quedarme parada en medio del portal como diariamente,  confundida sin poder recordar que había pasado en los últimos minutos.
   

Lo que me cuentan las voces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora