y si nos derrumbamos ¿a quién llamaré para ayudarme a reparar mi corazón? si los sentimientos se desvanecen, vamos por caminos separados ¿quién sería mi luz en la oscuridad? bueno, no lo se pero lo que sí sé es que espero que nunca lo hagamos no se quien seria sin
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Jaebeom y Youngjae continuaron hablando, las caricias y palabras bonitas presentes en todo momento. El ambiente se sentía tan cálido que el frío que había en el balcón no significaba nada para ellos.
—¿Siempre tiene mantas aquí afuera, Hyung?
El mayor asiente mientras acaricia su cabello.
—En los veranos mis amigos vienen a ver el atardecer a mi casa.— responde. —Dicen que la vista es perfecta y la verdad no me molesta tenerlos merodeando por el balcón, es mejor que verlo en la casa de estudiantes donde están Bambam y Yugyeom, con treinta chicos preguntando qué hacemos y por qué miramos el atardecer en lugar de hacer algo más interesante.
Youngjae asiente, como si le estuviera contando la historia más interesante del mundo cuando en realidad sólo es una simple anécdota.
—Debe ser lindo ver el atardecer aquí.
—Puedes venir cuando quieras.— sugiere el mayor. —No tendría problema en ver cada atardecer a tu lado sin importar la estación.
—¿Está bien si vengo mañana?
Jaebeom asiente, cubriendo al menor con las mantas y dejando besos en sus mejillas.
Luego de unos minutos Choi se acomoda saliendo del cómodo pecho de Lim para mirarlo a los ojos.
—Hyung.
—¿Sí?
—¿Por qué estaba triste hoy?— pregunta. Jaebeom se tensa sin saber que responder cosa que no pasa desapercibida para Youngjae. —No tiene que responder si no se siente cómodo o si no quiere hacerlo.
El mayor lo mira a los ojos, sintiendo las manos del castaño apretar las suyas mientras le dedica una sonrisa calmada.
—Yo... Tengo miedo, Youngjae-ah.— confiesa.
El mencionado lo mira confundido, frunciendo el ceño mientras inclina su cabeza a la izquierda.
—¿Miedo?— Jaebeom asiente soltando un suspiro. Sabe que una vez que empiece a hablar no podrá detenerse, pero debe ser honesto con Youngjae, incluso si eso significa exponer todos sus sentimientos y dejar que salgan sin una especie de filtro.
—Tengo miedo de que rompas mi corazón.— aquello toma por sorpresa a Choi, y cuando va a decir algo Jaebeom le indica que aún no ha terminado. —Quiero decir, todo es tan correcto, tan bueno, tan... Ni siquiera encuentro las palabras suficientes para describirlo pero sé que contigo estoy bien. Y me aterra que tú no sientas lo mismo, o qué, por algún motivo, termines descubriendo algo de mí que no te guste y me abandones.
»Si rompes mi corazón, ¿cómo haré para repararlo? Si nos separamos, ¿quién será mi luz en la oscuridad? Youngjae, te amo tanto que si en algún momento tú dejaras de amarme estoy seguro que mi dolor sería demasiado grande y mi corazón estaría demasiado dañado como para poder recuperarse. Me enamoré de ti y aún sigo haciéndolo.
»Sé que está es la peor manera en la que alguien podría confesarse, pero quería ser honesto contigo, y... Y... Dios, me aterra amarte tanto y que tú no sientas lo mismo, o que, por algún motivo, esto solo sea temporal. No podría soportar el perderte porque, eres lo más importante que tengo. Ni siquiera sé quién soy sin ti.
»Hoy descubrí que despertar a tu lado es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. No quiero acostumbrarme a eso y luego perderlo, no quiero acostumbrarme a ti para que luego te vayas.
Jaebeom mira al menor, entrelazando sus dedos antes de continuar.
»Pero, incluso si no podría soportarlo cuando te ame más que ahora, tampoco puedo dejarte ir. Y prefiero soportar todo ese dolor con tal de tener un poco más de ti, o con suerte, tenerte para siempre.
»Y sé que podría decir estas palabras en una situación mejor, o en otro contexto pero siento que ya ni siquiera tiene sentido ocultarlo, no tiene sentido ignorar lo mucho que te amo Youngjae-ah.
El menor no responde. Jaebeom siente que lo ha estropeado y que todo lo que más teme está por pasar; y cuando Choi suelta el agarre de sus manos siente las primeras lágrimas mojar su mejilla.
Todo parece ir en cámara lenta y él no puede pensar en nada, sólo en que lo ha arruinado.
