si nos desmoronamos estaré aquí para ayudarte a reparar tu corazón si los sentimientos se desvanecen, vamos por caminos separados seré tu luz en la oscuridad y aunque sabré que no estás solo una cosa seguirá siendo verdad no se quien sería sin ¿cómo podría respirar sin no se quien seria sin ti
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Youngjae se aferra a Jaebeom tan fuerte que el mayor siente que debió hacer esto hace mucho tiempo. ¿Por qué se dejó consumir por el miedo si siempre supo que el menor lo amaba de igual manera?
Youngjae lo ama y nada se puede sentir mejor que eso.
Jaebeom sonríe al ver como el menor se deja mimar tiernamente, refregando la mejilla en su pecho. Dios, se siente feliz, demasiado feliz. ¿Acaso esto es real? ¿Ya puede decir que Choi Youngjae es su novio? ¿Finalmente puede dejar de actuar como un tonto debido a sus miedos?
—Hyung, me hace muy feliz.
—También me haces feliz, Youngjae-ah.— responde, acariciando su cabello y dejando un besito en su nariz. —Muy feliz.
Pasan gran parte de la tarde mimándose y queriéndose como siempre debieron hacer. Y ahí Jaebeom entiende que Youngjae jamás, jamás, jamás sería capaz de romper su corazón, porque rompería el suyo también. Y en caso de que ambos se separen él estará allí para curar el roto corazón del menor, alumbrarlo para que vuelva a brillar por su cuenta y acompañarlo, incluso si tiene más personas que lo hagan, porque muy en el fondo sabe que están destinados a estar juntos y que, si se separan, se necesitan el uno al otro para mejorar y volver en el momento correcto.
Y aunque no lo diga, sabe que el menor es consciente de que siempre estará para él, incluso si llegasen a tomar caminos separados.
Pero, honestamente, ahora que tiene a Youngjae en sus brazos se da cuenta de que no dejará que sus caminos se separen, quizá porque a partir de ahora tomarán el mismo camino juntos.
—Youngjae-ah.— llama Jaebeom acariciando al menor. —Te amo.— susurra antes de besar sus labios.
La sensación que recorre el cuerpo de Lim luego de unir ambas bocas fue increíble, las mariposas en el estómago suenan como la nada comparado a lo que está sintiendo. Es como si todos los sucesos de su vida estuvieran conectados para desencadenar ese momento exacto, donde siente que experimenta otro nivel de alegría y que podría vivir besando los labios del menor hasta su último día.
Los labios de Youngjae son suaves y dulces, tan dulces que podrían convertirse en su golosina favorita; tan adictivos que siente que no puede separarse de ellos incluso si le falta el aire porque ¿quién necesita el tonto aire cuando se tiene a un Choi Youngjae?
Oh cierto, sin aire muero y ya no habrá Choi que pueda salvarme a excepción que sea médico o una reencarnación de Jesús y me reviva.
Suspira riendo por su ocurrencia en los labios contrarios, el menos separándose para mirarlo a los ojos.
—Hyung, quédate conmigo incluso cuando todo vaya mal.
Jaebeom lo mira con ternura, dejando un casto beso en sus labios para sonreírle.
—Me quedaré contigo incluso cuando las cosas se vean tan mal que nuestros corazones duelan, porque sé que si estoy contigo mi corazón estará protegido.— dice acariciando su mejilla. —Y cuando tú corazón duela me encargaré de curarlo y de recordarte que estaré aquí para ayudarte a sanar todas las veces que sean necesarias.
Es Youngjae quien se lanza a sus labios ahora, abrazándolo con fuerza, diciéndole sin palabras cuanto lo ama, cuanto lo necesita.
Las cosas quizá no siempre serán fáciles, pero se tienen el uno al otro para protegerse, amarse y curarse; y a partir de ahora serán ellos dos contra todo, incluso contra sus miedos.
Porque aún si el miedo es grande, el amor que se tienen lo es más, y si están juntos no hay final que no sea feliz.
