Capítulo 1

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*Esta soy ó no soy yo:

-Empezaremos por lo fácil. ¿Mi nombre? Danna.

¿Mi edad? es irrelevante pero os diré que tengo 17.

Donde vivo? Eso seria difícil concretarlo ya que constantemente me toca habituarme a nuevos sitios y personas.

Mi vida fue la misma rutina:

Llegas ---> No encajas --> Todo lo haces mal ---> Logras encajar ---> Tienes amigas ---> Te marchas y vuelves a empezar.

Soy una buena amiga.

De eso no paso vaya.

Realmente tiendo a poner a todos por encima de mí. Ya sé que sus vidas son más valiosas que las mías por lo tanto sus problemas son más importantes. Tienen un futuro por delante. ¿Yo? Cada día me pregunto porqué sigo viva.

No voy aburriros más con el "drama" de mi vida porque quizás para ti ni lo sea (otra vez poniendo al resto por encima de mí.)

Todo transcurrió sin muchas variaciones hasta ese año.

Sola como cada principio de curso mirando alrededor sin conocer a nadie.

Me sentía pequeña mirando todas esas caras extrañas que sonreían a mi alrededor. Unas ganas de salir corriendo pillar el teléfono y gritar "Mamá sácame de aquí, no estoy lista, no lo estoy... " Aunque obviamente mi madre iba a pasar como de costumbre y me iba a gritar lo inútil que era y obviamente iba a tener razón.

Surmegida en mis pensamientos, hasta que una de esas extrañas caras se me acercó.

Su voz era suave y su perfume...

Olía tan bien, que me concentré tanto en fantasear con ese aroma que ni articule palabra, ni logre entender lo que pronunciaban sus labios.

¡Oh joder se fue! ¿Qué me dijo? Se habrá pensado que soy una rarita... ¡Ah, pero si realmente lo soy!  (  -_-)"

Nunca supe lo que me dijo, realmente no le pregunte trate de olvidar ese torpe momento de mi vida como tantos más.

Trataba de alejarme de aquel chico, su sonrisa no me transmitía confianza, su mirada era demasiado segura. Era el típico chico perfecto que en dos palabras podría acabar con lo poco que me queda de confianza en mi misma.

Lo miraba con mala cara, le contestaba mal, si el llegaba yo me iba. Ahora que lo pienso bien con todas esas acciones lo que hacía era darle más importancia.

Y es que por más que hiciera todo eso, él seguía ahí preguntándome lo mismo día tras día.

-¿En qué piensas?

Mi respuesta era la misma.

-¿Qué te importa?

Él sonreía y se iba.

Yo suspiraba y quería desaparecer.

No iba a caer en su trampa, ya había pasado por el rechazo del "primer amor" no estaba preparada para otro.

Como si no supiera que es de aquellos que van detrás de cada chica solo para sentirse importante, solo para tener el ego más arriba y yo no iba a contribuir a eso. ¡No! Aunque inconscientemente ya lo estaba haciendo...

Torpe sin suerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora