Ella está bien

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Sabía que aquel momento de su vida, era en extremos, algo que iba más allá de lo que su mente y corazón estaban acostumbrados a soportar.

Su respiración era tranquila, tanto que podía identificar cada una de sus inhalaciones y exhalaciones, su corazón latía con una frecuencia considerada común, aunque esta vez iba ligeramente más rápido de lo normal.

Si bien, estaba tranquilo, su cuerpo al contrario estaba tenso y sus pies adoloridos. La cabeza le dolía y también los ojos.

Tenía frio, si hubiese sabido que iba estar en una situación así, no le hubiera prestado su chaqueta a Ken.

Esperaba de todo corazón que su amigo regresara a él.

Porque tenía miedo. Estaba aterrado.

Las lágrimas le jugaban en los bordes de sus ojos, pero no quería parecer un cobarde.

Estaba encerrado, en una vieja bodega con paredes frías.

Pero sabía que alguien la estaba pasando peor que él, y eso, le reconfortaba un poco.

La chica rubia, estaba encadenada de los tobillos y tenía las manos atadas detrás de la espalda, vestida completamente con ropa de estampado floral. El cabello sujeto en dos coletas altas, brillo labial y rimel corrido.

Cabía destacar que la razón principal de su dolor de cabeza, era que, desde que llegó ahí, la chica solo había estado llorando y gritando sin parar.

Quería decirle que también tenía miedo, jodidamente estaba asustado, claro que sí.

Pero eso no sería muy motivador.

Aparte, la pobre llevaba el maquillaje arruinado, y él, su estúpido traje color crema manchado.

Si abría la boca, solo sería para decir que lo mejor era que los mataran de una buena vez.

Su serie de pensamientos, fueron interrumpidos cuando el sonido de la puerta abriéndose produjo un chirrido doloroso, su cuerpo se tensó aún más, y ahora si, su corazón empezó a latir como loco.

La chica en cambio, pareció calmarse cuando en lugar de lloriqueos escandalosos, empezó a sollozar, asustada y ahora si, queriendo pasar desapercibida ante el extraño que entró en la habitación.

Seokjin por su parte, solo observó fijamente a la persona, abriendo los ojos un poco más, buscando controlarse y no mostrar una expresión de susto.

Pero era casi imposible no hacerlo, cuando la música de fondo eran prácticamente los sollozos de la niña, y los insectos cantando. Cuando aparte, lo único que había era un silencio inmenso que quería desesperadamente llenar, por que solo le generaba miedo.

Terror ante la persona que estaba entrando.

Jamás pensó tener miedo de ello, de una persona aparentemente delgada pero con músculos sobresalientes, portando un simple pantalón negro, una camisa escolar blanca y sobre esta, un ligero saco negro.

Bien, lo aterrador era la máscara. Tenía la figura de un conejito de cuentos, que alguna vez pensó que era adorable. Grandes ojos saltones junto con una sonrisa de oreja a oreja y dos pequeños dientitos en medio.

Adorable, hasta con las orejitas y todo.

Pero con una pistola entre las manos.

Su cuerpo entero tembló, cuando por unos segundos, la figura enfocó su vista en él, sabiendo que detrás de esos ojos dibujados, había alguien que buscaba asesinarlo y que primeramente, le miraba juzgando.

Sin embargo, él no fue punto de su atención, cuando la chica comenzó a llorar desamparada, y el desconocido se fue acercando poco a poco, hasta estar frente a ella.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2021 ⏰

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