𝒰𝓃𝒶 𝒷𝑜𝒹𝒶 𝑒𝓃 𝓅𝓇𝒾𝓂𝒶𝓋𝑒𝓇𝒶

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—El paquete número dos. —murmuró tímido. —¿Cuanto va costarme?

—Tres mil dólares.

—¿Tres mil? —estuvo casi seguro que de beber agua, terminaría escupiéndola toda, arruinando así su portátil nuevo que ni siquiera cumplía una semana con él.

—Normalmente son tresmil quinientos, pero eres amigo de Moon Bin y es como si fuera una especie de descuento para amigos y familiares.

—¿Te das cuenta la cantidad de dinero que es?

—¿Te das cuenta la clase de trabajo que hago?

Por un momento había dejado de sentirse como un idiota, sin embargo, la voz toda seria y frívola de Yoon Sanha, no dudó por ningún segundo en recordarle de manera tan cruel lo estúpida que era su situación y lo aún más estúpido que era él por caer tan bajo.

Eunwoo bufó pesado, tan solo pensarlo fue suficiente para provocarle jaqueca. Con ello en consideración llevó sus dedos hasta el puente de su nariz y presionó con fuerza hasta sentirse reconfortado.

¿En que momento había llegado a esto?

Esa semana era la boda de su hermano, Minhyun, en la maldita Jeju, con toda la pompa y el júbilo que podía esperarse del hijo mayor y el primero en contraer nupcias. Más de doscientos invitados en una ceremonia religiosa a la orilla del mar con la recepción aún más lujosa en el jardín del mejor hotel de la isla y aunque todo el estrés perturbara a la familia, todo estaba bien, de alguna manera, sería en una época bonita, a mitad de primavera. Cada maldita flor estaría decorando de acuerdo a la boda de cuento de hadas que tanto se encargaba Minhyun de recordar que quería y todos irían en colores pasteles con coronas de naturaleza y margaritas sobre sus cabezas; habría barra libre y no limites de horario, nada mejor que eso.

¿El problema? Sencillo, Minhyun se casaba con su ex novio.

Eunwoo estaba seguro que no era que aún amara a Minki, supuso que lo suyo se había muerto incluso antes de que terminaran oficialmente. Lo que le dolía, de alguna manera, era que no le hubiera tomado ni siquiera un año para superarlo, en realidad, no, lo que molestaba era no haber reconstruido su vida amorosa de forma exitosa como él lo hizo y claro que también le enervaba el hecho de que lo hubiera hecho con su hermano.

Sinceramente, Eunwoo no estaba listo para lo que representaba ir a la boda de su hermano y su exnovio. Era muy pronto para dar el discurso sobre sus buenos deseos y lo era aún más tener que mantener una sonrisa para sus tías molonas que con toda la saña, preguntarían en un acento cantado "¿No te arrepientes? Esta podría ser tu boda? o insistir con absurdos como "¿Qué has hecho tú durante este año? Mira a esos dos, mataron dos pájaros de un tiro, se comprometieron y casaron en seis meses ¿Al menos conseguiste un aumento en el salario? Mucho menos aún estaba listo para soportar las miradas de lástima y pena que le dirigiría su abuela y padres ante su evidente soledad y presunta amargura.

Yoon Sanha era la mejor de sus opciones, lo que llamaban un gígolo de clase o al menos eso había dicho Moon Bin esa noche de karaoke cuando vio a uno de sus mejores amigos ser arrastrado por la pesadez de sus problemas.

—Sí pagas el precio, hará que toda tu familia quede encantada, no volverás a recibir reclamos hasta que decidas verlos de nuevo, para eso pueden pasar años o incluso puedes volver a contratar sus servicios si para entonces no consigues a nadie real.

Se lo dijo con tanta seriedad que el hombre realmente creyó que reírse estaría fuera de lugar y no lo hizo, sólo lo miró con detalle mientras apuntaba el número de ese amigo, en una servilleta.

Lo peor de todo era que había cedido, le llamó esa noche de miércoles, a eso de las diez de la noche, cuando llegó de una jornada de trabajo pesada y encontró en el buzón ese hermoso sobre rosa mauve con la caligrafía perfecta que rezaba su nombre en un dorado que relucía. No tuvo que pensarlo más allá de un segundo para saberlo, su madre se lo dijo por teléfono esa mañana, a la hora del almuerzo, "Minhyun fue a dejar las invitaciones al correo hace un par de horas, seguro que la tuya llega pronto, cariño." Pero no creyó que fuera así de pronto, por lo que de igual forma, ver los nombres de su hermano y el hombre que alguna vez amó, entrelazados en ondas de la letra en cursiva, le provocó un choque emocional que estuvo a punto de ponerlo a vomitar sobre el váter perfectamente limpio y no pudo evitarlo más, buscó por todos los cajones de su escritorio hasta dar con la servilleta que se llevaría cada gramo de su dignidad, pero no le importó, hasta que el primer timbre sonó, para entonces, si que se puso nervioso, con toda la intensión de colgar u orar porque nadie contestara el teléfono, sin embargo lo hicieron al tercer timbre y su cordura se le escapó de las manos al igual que el dinero ahorrado para unas buenas vacaciones en Inglaterra, para el año siguiente, cuando todo esto terminara.

ஐ 𝐀 𝐖𝐄𝐃𝐃𝐈𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐀 𝐃𝐀𝐓𝐄 | EUNSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora