Dinastía.

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Cuando eres un omega, las cosas no siempre son tan lindas como las pintan en las novelas románticas o en los dramas de televisión.


No todo es un cuento de hadas, con alfas principescos que luchan por su amor, que están dispuestos a atravesar un mar repleto de vicisitudes que se interpondrían en su felicidad, donde al final saldrían victoriosos, resultando ser almas gemelas, para tener su felices por siempre.


La verdad es que, incluso después de qué las leyes que se promulgaron en beneficio de los omegas para proteger sus derechos y garantizar una vida digna al omega; todavía hay muchos alfas y betas que creen que los omegas son simples máquinas para procrear (en el caso de las omegas femeninas) o solo para satisfacer su placer (omegas masculinos).


Es un hecho incuestionable, que todas estas creencias estúpidas no pueden borrarse de la noche a la mañana, o, en todo caso, en cincuenta años. Todavía hay un camino muy largo y cansado por recorrer.


Mientras siga habiendo padres que les enseñen esas cosas a sus hijos porque a ellos sus padres alfas supremacistas así los educaron, mientras sigan existiendo alfas que menosprecien a los omegas; mientras los mismos omegas permitan esto porque fueron criados en un hogar con este sistema de pensamiento retrograda, no importara si existen leyes que los protegen, nada se puede cambiar.


Kouki ha visto a muchos omegas que todavía son tratados de esa forma, ni siquiera se les permite llamarse madre de sus hijos, para esos pequeños cachorros los omegas que cuidan de ellos son simples niñeras, en el mejor de los casos completos extraños, en el peor es el omega que el niño puede humillar.


Sí, Kouki ha visto esto y es bastante doloroso, cuando el mismo cachorro que estuvo en el vientre de su madre omega es, quien sigue con esa cadena de sufrimiento; muchas veces instigado por su padre alfa u algún otro familiar.


Como un omega, Kouki ha sido presa de la discriminación, aun cuando él nació con muchos más derechos que los omegas de la generación de su abuela o su bisabuela, sin embargo, muchos de estos derechos solo están ahí y brillan por su inutilidad.


No obstante, reconoce que ha tenido un poco de suerte.


Tuvo padres que lo amaron y un hermano mayor que adora a su único hermano pequeño.


A diferencia de la niña omega de la casa de al lado pudo asistir a la escuela, porque sus padres nunca pensaron que sería un desperdicio, nunca hicieron un solo comentario despectivo sobre su segundo género como un omega, su padre siempre estuvo allí para defenderlo de los adultos estúpidos y de los pervertidos que hicieron comentarios asquerosos y lo miraron con ojos indecentes.


—Los omegas masculinos solo sirven para darnos placer, felicidades, Furihata-san, si lo cuidas bien, podrías subastar su primer celo...


—Oh, Furihata-san... tu hijo pequeño es un omega, ¿cierto? es bastante bonito... especialmente su cintura.


—Están hablando de un niño de cinco años. — Furihata Yukihiro sostuvo a su pequeño en sus brazos, mirando despectivamente a los hombres frente a él, sin importarle que uno de ellos fuese su superior. — Pero, sobre todo, están hablando de mi precioso hijo pequeño. — Yukihiro sostuvo la cabeza del pequeño Kouki y la llevo hasta su pecho, cubriendo sus oídos, protegiéndolo de las malas palabras que estaba a punto de decir.

Lo mejor de nosotros.|AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora