Motivación

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El pequeño YeonJun se encontraba en el sofá de la sala, con el control remoto de la televisión en sus manos, buscando en la sección para niños de Netflix algo interesante que ver.

Estaba aburrido.

Má Lisa y mami Jen no habían podido jugar con él en el descanso del almuerzo, de hecho, solo comieron juntos y en seguida ambas se devolvieron a sus oficinas.

Cuando llamó a su abuela Chitthip con la tableta, esta le explicó que eran los últimos días del mes, y que eso a veces significaba mucho más trabajo, por lo que sus madres, aunque no quisieran, tenían menos minutos libres.

Sin embargo, su cabecita de cinco años no podía evitar el querer estar con ellas.

Así que, sin pensárselo mucho más, apagó la tele y saltó del sillón, colocándose las pantuflas antes de empezar a correr escaleras arriba, con la intención de llegar a donde sus madres estaban.

Detuvo su apresurado paso a mitad de los escalones, recordando que mami Jen siempre le decía que no corriera porque podía tropezar y lastimarse mucho.

Quería ver a sus mamás, pero no con las rodillas y manitas lastimadas.

No podía preocuparlas con cosas como esas cuando ellas siempre se lo advertían.

En cuanto llegó al segundo piso se detuvo abruptamente, frunciendo el ceño.

¿A cuál iba primero?

La de mami Jen estaba prácticamente a su lado, la de má Lisa estaba al fondo del pasillo.

Si iba a la de má Lisa se cansaría más rápido porque era más lejos (unos 15 pasos, quizás).

Pero si iba a la de mami Jen, cuando volviera de la de má Lisa, iba a querer volver a entrar con ella.

Llevó su mano al mentón, haciendo una mueca de pensar y zapateando el suelo.

Si, iría primero a la más lejana, así la otra le quedaría de camino de vuelta, y luego simplemente bajaría de nuevo a ver la tv.

Sonrió para si mismo, orgulloso de su gran inteligencia, y tomó la perilla de la puerta, girándola lentamente hasta abrirla.

Asomó sus ojos únicamente, comprobando que hacía su má.

La mujer tailandesa parecía estar en una videollamada, estaba bien vestida y asentía de vez en cuando a la pantalla de su computador, sin haberse dado cuenta aún de la presencia de su pequeño.

YeonJun entró a la oficina, intentando hacer el menor ruido posible, para no interrumpirla ni molestarla.

Aunque su plan se vio arruinado cuando chocó sin querer contra una silla que por alguna razón, la tailandesa tenía colocada en el medio de la sala.

No fue mucho el ruido de la silla, por suerte, solo el suficiente para llamar la atención de su madre.

Pero su dedito había sufrido las consecuencias.

La mirada seria y firme de Lalisa se desvaneció en cuanto miró a su hijo, que se había sentado en el suelo, sosteniendo su pie y con los labios fruncidos.

Manoban se quitó los audífonos y se levantó rápidamente de su asiento, importándole poco su reunión, acercándose al pequeño.

Se arrodilló frente a él, tomando su piecito entre sus manos y masajeándolo.

—YeonJunnie, ¿Estás bi-

El mencionado frunció el seño y colocó su dedo en la boca de su madre.

—Shhhh, mami, estás trabajando—Susurró, liberándose de su agarre y "disimuladamente" limpiando las pequeñas lágrimas que habían salido de sus ojos por el dolor—Devuélvete, devuélvete.

Lisa lo observó levantarse del piso, confundida.

—Pero tú...—El pequeño negó con la cabeza y le extendió la mano, instándola a ponerse de pie también.

—Estoy bien, soy un niño grande, esto no es nada—Le aclaró, bastante seguro de si mismo, a pesar de que había trastabillado porque su dedito aún dolía. En cuanto su má se levantó, comenzó a empujarla hacia su silla—Debes terminar de trabajar, mientras antes mejor.

Lalisa se sentó, aún algo descolocada por la reacción de su hijo, y lo observó dirigirse como si nada hacia la puerta.

Antes de salir completamente, YeonJunnie se giró y levantó su pulgar, dándole ánimos.

Rió levemente, mostrando su pulgar también, y se colocó los auriculares de nuevo para volver a la reunión.

—Bien, ¿Dónde nos quedamos?—Esa fue la señal para que el pequeño cerrara la puerta de la oficina, comenzando a encaminarse a la de su otra madre, sintiendo como poco a poco el dolor de su dedito desaparecía.

Tenía que mirar al frente cuando caminaba, era otra cosa que mami Jen siempre le decía.

Llegó a su oficina e hizo la misma acción que antes, a diferencia de que esta vez, Jennie si se dio cuenta de la presencia de su hijo al instante, ya que ella no tenía nada que le impidiera escuchar bien.

A pesar de estar bastante concentrada en el plano en su mesa, no dudó en soltar el lápiz y levantar la mano, saludando al pequeño con una sonrisa.

YeonJun entró a la sala, acercándose a su mami para observarla trabajar.

A él le gustaba verla dibujar esos cuadrados y líneas tan extrañas que hacía.

—¿Qué harás esta vez, mami?—Preguntó curioso, viéndola trazar en la gigante hoja azul indigo.

—Estoy haciendo una piscina—Junnie ladeó la cabeza, sin entender que tenían que ver esos dibujos y números con una piscina. Kim rió, adivinando sus pensamientos—Esto es solo un plano, es complicado verle forma, pero los constructores sabrán que hacer en cuanto lo vean.

Asintió, asombrado.

Su mami tenía talento y una gran inteligencia.

—Bueno, solo quería ver que hacías, ¡Sigue trabajando duro mami!—Alzó el puño y Jennie no pudo evitar reír.

—Claro que si, señorito Manoban-Kim—El niño sonrió orgulloso y salió de la oficina a saltitos alegres.

Había motivado a sus mamás.

Jennie suspiró, sin poder ocultar su sonrisa.

Se sentía con energía de nuevo.

Stuck With U [JenLisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora