Capitulo 5: Dolor

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Su pecho se agitaba con rapidez, en cuanto llego a su habitación se sentó recargando su espalda en la puerta, sus piernas temblaban y comenzó a sentir como unas cuantas lágrimas se derramaban por su mejilla. Intento secarlas suavemente con la palma de su mano, estaba bastante impresionado, llorar no era algo que el acostumbrara hacer demasiado.

Siempre creyó que era una forma de reflejar debilidad, y eso lo hacía sentir peor, pero ¿que se supone que debía hacer? acaba de romper con la persona que creyó que sería su compañero de vida, sollozar era lo menos, cuando realmente tenía ganas de morir.

¿Podía arrancar su corazón de su pecho? ¿eso disminuiría el dolor? Era imposible hacerlo, pero no podía visualizar ninguna otra solución.

¿Así se sentía amar a alguien? era impresionante creyó que nunca experimentaría algo tan delicado.

Se levantó del suelo y camino hasta su cama, se lanzó, total, ya estába cayendo en un vacío demasiado profuso y frío.

Realmente no quería que la mañana llegará, se negaba a actuar como si todo estuviera bien, su felicidad estaba quebrantada al igual que su corazón, claramente se encontraba en agonía, pero, tenía una imagen que cuidar, aunque la odiara porque le ha exigido tantos sacrificios y lo hacía actuar falsamente inclusive frente a las personas que realmente apreciaba.

Debía mantener una gran fuerza de voluntad para no correr de prisa y pedir perdón de rodillas con tal de que aquella escena sea olvidada, sin embargo, esperaba con ansias que Legoshi lo superará aún más rápido que él, porque quería verlo ser feliz, o al menos fingiendo que su cuento de hadas nunca fue puesto en escena.

—Perdóname, pero sabíamos desde un principio que nuestra relación terminaría de una forma fatal.– Afirmo. Realmente necesitaba hablar con alguien, pero sabía que estaba solo.

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Despertó de golpe, asustado y bastante nervioso. Calmo su frenética respiración al ver que no había cometido algún crimen. Contempló cada rincón de su habitación en busca de aquella sombra que amenazaba con destruir su cordura, se sintió aliviado al ver que ya no estaba.

Observo detenidamente aquella cosa que le lanzo el cervatillo, la tomo cuidadosamente del suelo, aquel relicario era la muestra de su eterno amor y respeto hacia su novio, o eso creía. Lo abrió y admiro a detalle las fotos.

Fue un obsequio que quiso darle a su novio de la nada, mismo que había mostrado una sonrisa tenue al recibirlo, y hasta entonces lo había atesorado muy bien, cargándolo no necesariamente en su cuello, pero siempre lo llevaba con él.

Aunque el canino en ese momento consideraba que ya no tenía valor alguno, era como si Louis le hubiera devuelto en pequeños trozos su corazón.

Lo cerro para después apretarlo en su puño, no podía rendirse, lo intentaría una vez más, se levantó de su asiento y camino hacia la puerta, la abrió con fuerza y se asustó al ver a sus compañeros de habitación, lo miraron sorprendido y de inmediato lo saludaron, entraron a la habitación con la creencia de que su amigo había abierto la puerta para ellos.

Solo Jack noto que había algo anormal en Legoshi, lo miro interrogante, pero al ver que el otro ni siquiera podía mantenerle la mirada decidió preguntar.

—¿Estas bien?.–Pregunto preocupado.

—Necesito atender un asunto, voy a salir.–Respondió en voz baja.

—Es de madrugada, deberías esperar hasta que amanezca.–Recomendó un poco confundido.

—Es urgente, debo ir a buscar a alguien.–Insistió, tratando de sonar calmado.

—Está bien, te acompaño.

—Debo ir yo solo.

—Pero...

—No insistas.–Contesto molesto para después salir corriendo de la habitación. Jack no pudo evitar seguirlo.

Al llegar a la mitad de las escaleras el lobo se detuvo. Ansiaba gritarle alguna advertencia al canino, pero ya había causado suficiente alboroto al moverse tan bruscamente por el pasillo.

—Legoshi, no te ves muy bien, ¿sucedió algo en tu cita?.–Pregunto su amigo, rompiendo la tensión que emanaba en el aire.

El lobo sabía que no podía suprimir su tristeza y convertirla en ira, así que se sentó en las escaleras abrazándose fuertemente, evitando llorar de forma tan desesperada.

Jack bajo lentamente y se detuvo en el mismo peldaño que su amigo, se sentó y dudo un momento en abrazarlo, pero dado que el otro no emitió ningún movimiento, confirmo que era lo correcto.

—Él me ha dejado.-Susurro Legoshi.

—¿Quien?

—Louis.–Murmuro.

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