Capítulo 2

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Era una de esas mañanas, lo supo apenas abrió los ojos. Respiró profundo esperando a que la sensación abandonara su cuerpo, que sus ganas de levantarse aparecieran por arte de magia, cosa que no ocurrió. Los brazos le pesaban el doble y ver la hora en su celular se volvió una tarea complicada.

Se quedó un largo rato mirando el techo de su habitación, no sabía qué hora era y su cuerpo se negaba a girarse para tomar el móvil. Incluso respirar se convirtió en un dilema y ahí estaba la nube otra vez, el entorno perdiendo color y el gris saludándolo para cubrir todo. Cerró los ojos deseando dormirse, desconectarse de lo que ocurría.

¿Qué hora es? ¿Qué día es? ¿Tenía que estudiar? ¿Hiciste las tareas? Infinitas preguntas le atacaban y los golpes en su puerta fueron lo único capaz de traerlo de vuelta.

—¿Felix? — La voz de su hermana se dejó oír del otro lado— Felix, despierta, ya es tarde y sé que te gustan los baños largos.

Y aquí iba otro de esos días.

Llegó a la facultad igual que un fantasma, ni siquiera podía prestarle atención a lo que ocurría a su alrededor, su mente demasiado encerrada en sí misma como para pensar en los ojos curiosos o la posibilidad de que alguien le juzgara. El cansancio tanto físico como mental terminaron por acabar con él y para cuando se encontró con Chan su único deseo era enrollarse en su cama y no volver a salir de ahí hasta que la nube sobre su cabeza desapareciera.

—Vamos a ir a comer— se rehusó a levantarse del suelo—. Felix vamos a ir a comer, no desayunaste, ¿cierto? — la voz de Chan se oía preocupada y ni siquiera tenía fuerzas para mentir así que solo negó con su cabeza—. Anda, ponte de pie.

La cafetería no era de sus lugares favoritos, siempre había mucha gente ahí y esos eran justo los lugares que evitaba desobedeciendo las peticiones de su terapeuta. Sin embargo, en esos días no tenía problemas con visitarla, estaba tan desconectado de sí mismo que ni siquiera su ansiedad se molestaba en arruinar aún más su existencia.

De alguna forma acabó sentado en una de las tantas mesas de la cafetería y para cuando su cerebro volvió a conectarse Chan estaba ofreciéndole algo de comer ¿Cuándo fue a comprar? ¿Cómo llegaron hasta la cafetería? El cansancio mental le ahogaba y unos brazos le brindaban caricias en sus hombros.

—Respira Lixie— apoyó su cabeza en el hombro de su mejor amigo, cerró sus ojos dejándose envolver por las caricias y se aferró al contacto—. Estoy contigo.

—Lo sé— susurró con la voz cansada.

—¿Estás bien? ¿Quieres que te lleve a casa?

—No, estoy bien.

Era una mentira y ambos lo sabían, pero era así cómo debía ser. Así es como funcionaba con la sociedad, las personas no gozan de la libertad de decir:

—No me siento bien, quiero dormir todo el día hasta que esta sensación desaparezca y despertar siendo un humano funcional como el mundo quiere.

En su lugar decimos:

—Estoy bien

Felix siempre debía estar bien.

Su estado mejoró con el paso de los días, tuvo que conseguirse la materia con algunos de sus compañeros lo que le forzó a sacar la voz y era una suerte que en su mayoría los chicos con quienes compartía clase fueran simpáticos.

Retomó su rutina de sentarse en la parte alejada del patio, después del encuentro con Hyunjin no habían vuelto a cruzar palabras, tampoco es que esperara que después del accidente se volvieran cercanos o Hyunjin le saludara en el patio cuando le viera. No esperaba nada de ello así que no se decepcionó cuando no sucedió.

Anxiety - |Hyunlix|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora