Anxiety - |Hyunlix|

Capítulo 8

El regreso a la universidad llegó, no se sorprendió cuando las oleadas de ansiedad comenzaron unos días antes del primer día, iniciaba un nuevo semestre en el que esperaba salir ileso y de preferencia no tener problemas. Eso significaba que debía mantener su ansiedad dentro de los parámetros normales, cosa difícil cuando su vida se enfrentaba a una serie de cambios.

—Mi Lixie tiene novio — canturreó Chan pellizcándole con burla e ignorando los manotazos que Felix le daba cada vez que sentía sus dedos rozar una de sus mejillas o su abdomen.

—¡Aún no somos novios!

Eso no era una mentira, al menos no del todo, no es que siguiera creyendo que la relación que tenía con Hyunjin fuera una simple amistad, pero ninguno se había atrevido a dar ese paso o a hacer la pregunta por lo que no se sentía capaz de llamarlo de esa forma.

—¿Cuál es tu primera clase?

—Semiótica visual — se rio al ver la cara de confusión de su mejor amigo—. También tengo dibujo — añadió sonriendo.

Este semestre iniciaban los optativos de profundización lo que en su caso significaba muchas más horas de dibujo y pintura, sus gustos por ambas cosas no habían cambiado en lo absoluto después de empezar la carrera, si, había aprendido otras formas de hacer arte como la escultura, e incluso experimentó con tinta china, sin embargo, no disfrutaba tanto de esas actividades como cuando estaba pintando un cuadro.

Se dirigió a su primera clase tras despedirse de Chan, habían intentado que sus horarios coincidieran lo mejor posible pese a estudiar carreras diferentes, algo que Felix agradecía ya que en el caso de Hyunjin las clases eran mucho más largas así que el tiempo que tenían entre clase no era mucho y si a eso le sumabas las prácticas fuera del horario de clase obtenías un Hyunjin muy ocupado.

Al ser el primer día no pudo evitar sentir una pizca de ansiedad al entrar en el salón de clases, vio algunas caras conocidas y otras nuevas, no pasó por alto que gran parte estaba en grupo y fue imposible no sentir algo de envidia, una parte suya anhelaba formar parte de eso, sentirse incluido en un grupo, pero la otra temía siempre que le juzgaran y que se aburrieran de él para finalmente abandonarlo a su suerte.

Esa era una de las partes complejas de la ansiedad social, querías de una u otra manera sentirte parte de un grupo, pero el miedo de lo que eso significaba era un freno que te impedía siquiera intentarlo, la posibilidad de tener que hablar y decir algo incorrecto, que te invitaran a salir a algún lugar para acabar cancelando a último momento debido al pánico que te generaba exponerte y al final ser abandonado por tu grupo porque nunca te reúnes con ellos en otro lugar que no sea la facultad.

Ese fue uno de sus mayores problemas durante la secundaria, muchas veces sus compañeros le invitaban a una fiesta a la que Felix aceptaba asistir, se preparaba mentalmente para el evento y entonces cuando el día llegaba el miedo se intensificaba lo que le llevaba a tener un ataque de pánico. Todo ello implicó que fuese visto como una persona antisocial, cuando en realidad solo era un adolescente con un claro trastorno de ansiedad sin tratar debido a la negatividad de su madre de aceptar que uno de sus hijos pudiera tener un problema.

En esos días recordaba correr a los brazos de su hermana y quejarse por no poder hacer lo que los chicos de su edad hacían, por no poder salir sin sentir una opresión en su pecho y tener que estar acompañado para sentirse solo un poco seguro, tener dificultades para comprar o alzar la mano en clase, pequeñas cosas de las que no debería sentir vergüenza se volvían un calvario.

Había mejorado claro estaba, sin embargo, la sensación de sentirse fuera de lugar seguía acompañándolo y quizá siempre lo haría.

Salió de su última clase frotando sus ojos, el primer día solía consistir en el profesor explicando que harían a lo largo del semestre, lo que se esperaba que aprendieran y de qué forma los evaluarían.