Desquiciada, completamente loca

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POV. Dove
Año 2019
Sanatorio mental del este de Canadá

Dos semanas después de la visita de Lauren todo estaba hecho, todo tenía que salir perfectamente si quería lograr algo, hace un mes que no veo a Sofia de nuevo, eso es bueno.

La siguiente parte del plan era un poco más complicada, pero tenía que seguir como antes. Comencé un "diario" aquí, estás cuatro paredes estaban comenzando a volverme loca.

El diario no tenía palabras, tenía dibujos, dibujos bastante bien hechos está claro, es decir, antes de esto me faltaban un par de semestres para graduarme de diseño.

Dibujos confusos, extraños, oscuros, la psiquiatra había comenzado a hacer preguntas sobre ellos.

—¿Qué significa este? —me mostró mi propia libreta—. No lo comprendo, es extraño ¿qué es?

—Es uno de ellos —me miró confundida—. Los que me atormentan, me siguen a todos lados.

—Dove —la miré con molestia y se corrigió a si misma—. Chloe... este dibujo es muy raro, ni siquiera tiene un rostro claro, está borrado.

—Si, ellos tampoco lo tienen, puede ser quien sea —miré alrededor.

—¿Ella era tu novia? —miré el dibujo y asentí—. Por como la dibujaste debió haber sido muy bonita —asentí nuevamente—. ¿A quien mira a través del espejo? Parece molesta ¿qué es esto?

—Su sangre —dije con seriedad—. Me mira a mi cuando hago algo mal.

—¿Te miro así cuando intentaste suicidarte con las pastillas? —asentí repetidamente—. ¿Qué hiciste?

—La enfrente, pero quería matarla otra vez —mi expresión era nula, miré fijamente a la psiquiatra que parecía preocupada.

—Es todo, puedes irte a tu habitación o al patio —asentí.

Fui al patio, no aguantaba más esa habitación, todo esto era una locura ¿no es así?

Hacia una semana yo declaré a la policía con total convicción que los hizo estremecer. Estaría en este lugar de por vida, dijeron que siempre tuve problemas mentales o un trastorno de personalidad, no están seguros.

Hace una semana

La oficial Drake me miró fijamente.

—Todo lo que digas aquí será lo que definirá tu futuro ¿estás lista para declarar ante el juzgado? —asentí—. Bien, después de que tú psiquiatra pasara a declarar junto con tus padres, solamente tenemos una pregunta ¿qué sucedió la última noche en la que viste a Sofia Carson en vida?

—Terminó muerta —la miré fijamente.

—¿Qué sucedió concretamente?

—La maté —dije con una expresión nula mirando a la nada—. Yo la asesine.

—¿Cómo lo hiciste? ¿Por qué? —ella comenzó a apuntar todo lo que yo decía.

—Tenía que liberarla ¿no lo entiende? Ellos le hacían daño, tenía que ayudarla a salir de todo eso —solté un suspiro.

—¿Qué le hiciste exactamente? —la miré fijamente, era el momento preciso para contar una muy buena historia.

—Íbamos a escapar juntas, ella dijo que necesitaba irse y le dije que me iría con ella, todo estaba listo para que nos fuéramos, dijo que no volvería a dejar que le hicieran daño, que no le importaba nada más. Les hicimos creer que íbamos a escapar y esperamos, esperamos dos días hasta que dejaran de buscarla. Las cosas no salieron como teníamos planeado, ellos comenzaron a seguirnos El Paso, nos encontrarían en algún momento, yo lo sabía, no dejaría que le volvieran a hacer daño. La agarré desprevenida, estaba dormida y se veía tan pacifica, no dejaría que nadie ni nada le quitara toda esa paz, lo planeé todo, la drogué cuando despertó, con la comida, y cuando volvió a su paz me aseguré que nunca saliera, y la maté con un bate de baseball, la golpeé hasta que me cansé, tuve su sangre en todos lados, en mis manos, en mi cuello, en rostro, pero estaba bien, estaba bien... yo la liberé del sufrimiento, pero por alguna razón me persigue.

—Bueno, creo que es obvio que esta chica no está bien de sus facultades mentales ¿cual es su veredicto, señor Juez?

—La sentenciada pasará sus días en el sanatorio mental donde estuvo antes.

Actualidad

Lo demás es historia, y ahora estoy aquí, en el patio del manicomio planeando mi próximo movimiento.

Me puse a dibujar en el diario, los monstruos viles que me puse a dibujar antes, estaba desarreglada, la bata blanca de tela suave estaba sucia de nuevo, y hacía tanto que no me daba el sol, mi palidez se incrementaba gracias a eso, no era tan bueno, menos con mis ojos con un tono entre rojo y negro por la falta de sueño.

Los días pasaron y llegó el momento preciso, tomé una respiración larga, ya había preparado todo, las pastillas en el suelo, la navaja en el buró, la bata manchada, solo faltaba lo último, me preparé mentalmente para ello y lo hice, aguanté el grito de dolor que quería soltar, dejé que cayera al suelo, gota por gota, el cual también estaba lleno de agua y vidrio por un vaso que dejé caer, y la libreta al lado, tapé la herida con papel y salí del lugar con cuidado, las rondas nocturnas eran exactas siempre, sus horarios exactos.

Uno, dos, tres, cuatro pasos, tenía tres minutos para salir antes de que llegara el otro guardia, o uno si es que se daban cuenta del desastre, esa variable ya estaba cubierta.

Salí al patio, tenía que hacerlo rápido, el papel de mi brazo no aguantaría demasiado más. Salí por la reja oxidada que Tiffany abrió y no terminaron de arreglar, el vestido se atoró unos segundos, pero logré zafarlo, corrí hasta unas cuantas calles y ahí la vi, me hizo una seña y me subí al auto, Camila también estaba aquí.

—Está todo listo, tenemos que irnos —Camila sanó mi brazo y lo vendo mientras Lauren conducía, habían traído ropa para mi, pero nos quedaríamos en un motel fuera de la ciudad, todo estaba saliendo bien.

Continuará...

¿Qué pasará?

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Chica Mala (Dofia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora