Capítulo 12

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—¿A dónde vamos? — pregunto cuando me guía por las escaleras.

—A mi habitación —.

—¿A qué, se supone que me dirás si lo hiciste o no? — me detengo a medias escaleras.

—Y lo haré pero tiene que ser en mi habitación a menos que lo quieras en la sala — me jala con delicadeza para que siga caminando.

Me quedo callada y sigo avanzando hasta que llegamos a la gran puerta de roble café de la que es su habitación en esta casa, lentamente la abre revelando que es casi igual que la que compartíamos anteriormente solo por los colores claros en la pared y la cama que es más grande.

—Ya estamos aquí, así que dime — me adentro a su habitación. —¿Te acostaste con ella o no? — miro fijamente la cama mientras acaricio mi pancita cada vez más notoria.

Siento su presencia a mis espaldas, siento sus brazos envolver mi cintura, descansando sus manos en mi embarazo y lentamente acaricia.

—No sabes cuánto desearía que este pequeño o pequeña fuera mío o mía — susurra mientras entierra su cara en mi cuello. —Daría todo lo que tengo porque así fuera pero lamentablemente eso no es posible, tanto él como tú ya no son míos — cierro los ojos disfrutando de sus caricias y el como inhala mi aroma.

—Yo también deseo que sea tuyo, sigo... Seguimos siendo tuyas — llevo mi mano izquierda a su cabeza, las hormonas estaban haciendo de las suyas. —Siempre seré tuya mi vida — le doy más acceso a mi cuello cuando me inclino hacia un lado como toda una sumisa.

Empieza a dejar pequeños besos, lamidas e incluso mordidas marcando lo que es suyo y yo no reclamaré ya que siempre me gustó que me marcará como suya pero por mi trabajo no sucedía mucho. Se que ahora lo hace por celos, estaba celosa porque de seguro piensa que estoy con él supuesto padre de mi hijo y quiere restregarle en la cara que nunca voy a dejar de ser suya y esa era la verdad.

«Nunca dejare de ser suya»

Ese pensamiento me hizo sonreír pero rápidamente se convirtió en un gemido cuando empezó a estimular uno de mis senos que por el embarazo han estado algo sensibles. Su otra mano juega con mi muslo, sacándome más suspiros cuando acariciaba mi parte interior del mismo deteniéndose casi cerca de mi punto las sensible para dar apretones. Sentir como su mano izquierda rozaba con mis bragas ya que el vestido que traía se lo permitía, yo solo sentía como mis bragas estaban desechas y eso que no me había tocado mucho pero mi cuerpo siempre reaccionaba así ante ella.

Demuestrame que sigues siendo mía — me penetra con dos de sus dedos logrando que de un pequeño grito por la inoportuna intromisión.

Cada movimiento y estocada me hacen desear más, más y más de ella, de nosotras dos, juntas para siempre.

—¡Ah!, ¡Sí!, ¡Así! — gimo en su oído. —No te detengas cariño, ya... Estoy cerca — tal vez era por el tiempo que no he tenido relaciones y el embarazo que estaba a punto de llegar al clímax tan pronto.

Pero eso no sucedió ya que ella retiro sus dedos tan pronto pronuncie esas palabras, volteo a verla frunciendo el ceño pero no me duró tanto ya que me besó y se deshizo de mi ropa rápidamente para luego recostarme en la cama.

—Dime, qué es lo que quieres exactamente? — se separa de mí, poniéndose de pie para desnudarse también.

Mientras iba sacando las prendas poco a poco me sentía cada vez más excitada al ver cómo se flexiona cada uno de sus músculos, como se marcan sus abds al momento de quitarse el pantalón, volver a ver su pene siendo apresado por ese boxer de color rojo y como sobresale demasiado tan solo pensar en el me hace morder mi labio inferior.

Amor, Dinero, Odio y Pasión (Gigi Hadid Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora