Amistad desinteresada

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      Un día La Muerte platicaba con Doña Mary, una viejita de ochenta y cinco años de edad a la que en dos ocasiones le había postergado su fallecimiento. Le platicaba de cómo estaba harta de tener que estar atenta a cuando fallecen las personas para guiarlos en el camino que su espíritu ha de tomar. La Muerte le dijo que tomaría unas vacaciones y que solo la verían aquellos que en verdad quisieran verla.

      Las personas estaban contentas de no ser perseguidas por La Muerte. El tiempo pasó y comenzaron a acumularse. Desesperados buscaron a la Muerte sin encontrar rastro alguno. Una persona tuvo la curiosidad de preguntar a Doña Mary a qué se debía tanto cuchicheo, a lo que ella le respondió:

      - Mientras ustedes buscan solución a sus problemas, La Muerte ha estado conmigo todo el tiempo platicando de mi vida y sus aventuras.

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