Un día estaba un señor de treinta y cinco años, hermano mayor de una familia, preocupado porque su padre, viudo, ha estado muy atareado haciendo las tareas de la casa, tanto que no le ha visto el rastro en semanas, y su mesada está por acabarse.
- Hola, papá. ¿Cómo has estado?
- Bien. Te informo que arregle la gotera del techo, el calentador de agua ya funciona de nuevo, y la vieja camioneta vuelve a encender sin problemas.
- Papá, me preocupas. Has estado trabajando mucho.
- Ahórrate el drama. Tu mesada y la de tus hermanos la acabo de depositar en tu cuenta de banco.
- ¡Gracias! ¡Eres el mejor!
En eso, un sobre cae al suelo de entre una libreta que el padre trae en las manos.
- ¿Qué es eso, papá?
- Nada, hijo. Nada de qué preocuparse.
Pasa un mes. El padre sufre un infarto en el corazón de manera repentina. Pasado el velatorio, todos los hijos se separaron continuando tranquilos con sus vidas. El hermano mayor regresó a su casa. En un momento de tristeza, observa el retrato de su padre y derrama una lágrima.
- Papá, te vamos a extrañar.
En eso, como si el viento tuviera una reacción en el ambiente, el sobre que había caído del padre, un mes atrás, cae desde arriba de la alacena del comedor. El hermano mayor se percata y revisa su contenido: una carta del doctor donde le avisa a su padre que tiene cáncer en el corazón, un certificado de la póliza del seguro de su padre con una jugosa suma de dinero asegurada y una copia del testamento.
- No me sorprende, papá. Tú siempre estuviste atento del cuidado de tus hijos. Lo sabías desde hace mucho y no lo dijiste. Nunca te gustaron las muestras excesivas de cariño. Te aseguraste que estuviera todo listo para tu partida. Eres sin duda, el mejor padre que cualquiera pudiera tener.
El hermano mayor se encuentra en un mar de lágrimas. Cuando por fin se contiene, revisa su celular y se da cuenta que le llega un correo electrónico con una cuenta desconocida que dice así:
Me harté de ustedes. Me vine indocumentado a los Estados Unidos y no les diré la dirección. Arriba de la alacena dejé un sobre con todo lo necesario para que cobres el seguro, pero no te lo gastes todo porque necesito pagarle a mi amigo el doctor y al de la funeraria. Ahórrense el drama.
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Relatos Cortos
Fantasy¿Qué tienen en común un dragón, la Muerte, doña Mary y Frankenstein? No mucho, pero si tienen una historia en mi mente qué contar, aquí la pondré. Si se les ocurre algún personaje al que le pueda hacer una pequeña historia, no duden en enviarme un m...