F I N A L

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Luces rojas, señales de paro
Todavía veo tu cara en los autos blancos, patios delanteros. No puedo manejar por los lugares que solíamos visitar, porque todavía te quiero.

Lisa se dejó caer en el asiento de su auto, poniéndose con cuidado el cinturón de seguridad y soltando un suspiro exhausto, las grabaciones del nuevo comeback junto a las chicas habían empezado y con ello, sus noches sin dormir bien.

El accidente que había tenido en su auto no pasó a mayores, sólo leves contusiones y una que otra herida que no era nada del otro mundo y que en ese mes ya habían sanado.

Mientras sus heridas físicas estaban completamente listas para irse, las emocionales aún estaban un poco atadas a ella.

No diría que había superado a Jungkook, porque aquello sería una mentira. Pero, tampoco diría que su corazón sólo estaba para él.

La realidad ahora era que su corazón estaba para ella misma y, aquello era más que suficiente.

Le costó entender que no era la indicada para Jungkook. Le costó entender porque era su primer amor, era la primera persona en la vida que le hacía sentir todo eso y renunciar a esa sensación, renunciar a él, era incorrecto para ella.

Ver a la persona que en algún momento pensaste que sería tu compañero de vida, a quien pusiste en un puesto tan alto e importante de tu vida con alguien  más, dándole el amor que esperabas fuese para ti, era doloroso.

Y ella ya no se culpaba, como antes lo hacía. No era culpa de nadie porque así es la vida, uno a veces se enamora y apunta la flecha en la persona equivocada. Pero en esos casos lo único que queda es aceptarlo, permitirse vivir el dolor y sanarlo.

Rosé y él eran los más felices, ella no podía culparlos. Eran el uno para el otro, se entendían tanto y ayudaban en maneras que ella no había visto antes por estar cegada en su dolor.

Aceras, nos cruzamos. Todavía escucho tu voz en el tráfico, nos reímos por encima del ruido, Dios estoy tan triste porque sé que hemos terminado, pero yo todavía te quiero.

Dejar ir a alguien es uno de los procesos más complicados que puede haber.

Pasar de tener a esa persona, de quererla y recibir su amor, a sólo tener que actuar como desconocidos que jamás coincidieron es lo más complicado de la ruptura.

Terminar con una pareja, no es algo igual de doloroso a perder a un amigo. Y Lisa sentía que perdió a su mejor amigo en el mundo, porque ya las cosas no eran igual.

Él ya no la llamaba emocionado cuando algo que le importaba sucedía, ya no tenían esas videollamadas largas en la noche hasta que uno de los dos se quedaba dormido, ya no tenían maratones los domingos, él ya no la llevaba en su carro hasta casa y él ya ni siquiera la miraba.

Lisa se sentía culpable, cuando él llegaba a sus ensayos por Rosé y lo veía tan feliz, se preguntaba cómo había logrado estar tan bien sin ella, se preguntaba si no le hacía falta, aunque fuese un poquito.

Ella sentía y pensaba que había dejado mucho en Jungkook, como él lo hizo en ella, esperaba que la echara un poco de menos, aunque fuese que por su mente apareciera su nombre.

A veces le quedaba  viendo cuando él estaba distraído. Coincidían tanto, que Lisa odiaba que ambos tuvieran el mismo círculo de amigos, detestaba que en los fines de semana  cuando quería despejar su mente, él  apareciera y su noche se arruinara.

Pero, al final de todo, cuando sólo estaba ella, en la oscuridad de su cuarto, reconocía que si su felicidad era ella, entonces estaba bien. Porque en ese juego al que había entrado, no le importaba tener que perder, si eso significaba verlo feliz.

Y ahora debe recoger sus pedazos, volver a ser esa Lisa que extraña tanto, pero con nuevas cosas en mente y reconociendo lo que de verdad quiere. Tenía un nuevo concepto de amor y después de tantos moretones, esperaba recibir ese amor puro que tanto anhelo y no consiguió.

Pero por ahora, estaba bien ahí, manejando bajo la lluvia que empezaba a caer, con una canción de Lee Hi, sonando suavemente en el auto y su presencia siendo lo único.

Disfrutaría estar con ella antes de abrirse de nuevo, se recordaría las veces que fuese lo que vale y si era necesario se lo tatuaria en la frente, para que jamás olvide lo que se merece.

Porque después de mucho manejaba a casa sola, y se sentía muy bien hacerlo.

Drivers license » lizkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora