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La llave fue introducida y la cerradura fue cediendo. Un sonido sordo inundó todo el departamento. Mateo fue empujando la puerta suavemente. Todo se encontraba en total oscuridad. Alargó su mano derecha deslizándola por la pared buscando el interruptor y presionándolo una vez lo halló, la luz se encendió. Mateo miró todo su alrededor y con una fuerte inhalación, trato de contener un sollozo incontrolable que luchaba por salir de él mucho antes de abrir la puerta. Todo parecía muy distinto a lo que hubiera sido hace 4 meses aproximadamente...

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-¡Gigi, amor, ya llegue!- Mateo gritó al abrir la puerta.

-¡Mateo Palacios! -El grito resonó en todo el departamento.

«¡Oh, oh! Eso nunca es bueno» pensó Mateo quedando estático a unos pasos de la puerta.

-¿Podrías explicarme por qué no contestaste ninguna llamada en todo el día?-Apareció una acelerada Giovanna por el pasillo en dirección a Mateo, deteniéndose a un metro de distancia.

Mateo soltó una ligera risita у con pasos apresurados llegó a la posición de Giovanna, la rodeó con sus brazos por la cintura abrazándola y elevándola unos cuantos centímetros del suelo.

-Amor, llegué, no te enojes. -dijo Mateo viendo amorosamente a Giovanna.

-Sí, ya sé, Teo. -Giovanna tenía una sonrisa en su cara.

Mateo correspondió a la sonrisa y mirándolo fijamente se inclinó besando los labios que tanto había extrañado.

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Mateo se sacó su campera colocándola en el perchero. Caminó unos cuantos pasos más, todas las cosas seguían en su lugar, todo en su respectivo sitio, todo en orden. Irónicamente para Mateo.

Llegó a la sala de estar. Todos los sillones, la pequeña chimenea, los retratos, la TV, la mesa, los discos, las películas estaban debidamente ordenados, aunque con una ligera capa de polvo debido al abandono en los últimos cuatro meses. Se sentó en el sofá más grande dejando caer todo su peso, exhaló fuerte y fijó su mirada en un punto cualquiera de la habitación.

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-No quiero ver pochoclos en el sillón, Mateo -advirtió Gigi señalando al ruliento, que se encontraba al otro lado del sillón, con el control remoto.

-¿Qué hay de divertido en ello?- Mateo la retó con un brillo en sus ojos y una sonrisa que se extendía por sus labios.

-Hablo enserio. –Gigi le devolvía la sonrisa mientras bajaba el control remoto.

-Ya lo veo. –Mateo se fue acercando a Giovanna- ¿Sabes? de un momento a otro se me quitaron las ganas de ver la película. – Mateo cada vez extendía más su sonrisa mirando fijamente a Gigi.

-¡Ah, no! – negó Gigi moviendo su cabeza de lado a lado exageradamente. -Me prometiste una tarde de películas. Además, puse This is us.- Hablo la rubia haciendo un pequeño puchero en sus labios.

Mateo quedó a una distancia corta, apoyándose de sus manos, pasó su nariz levemente por el cuello de Giovanna, oliendo su suave olor natural.

-Amor, por favor. –Gigi suspiro.

-Unas horas más, unas horas menos. ¿Cuál es la diferencia? — susurró Mateo desde el cuello de Giovanna dejando un beso fugaz.

Giovanna agarró suavemente un lado de la cara de el morocho elevándola para mirarlo fijamente, con la otra mano agarró la otra mejilla teniendo así, las dos mejillas de su novio entre sus manos, desvió su mirada a los labios de Mateo quién ahora sonreía más amplio. Se besaron inmediatamente como si hubieran llegado a un acuerdo tácito.

Estaré bien // Trueno. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora