Capítulo 11

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Observo la cinta roja rota en dos partes sobre el suelo con ilusión, sin poder creerlo del todo, sintiéndome aún en ese sueño que se repetía con constancia cada madrugada mientras mis dedos dolían por las pinchadas de aguja debido a mi torpeza, ese que se aparecía cada noche luego de un cansado día de universidad.

Pero no estoy soñando, está es la realidad, una por la que tanto luche. Una que logré crear al lado de mi mejor amiga, mi compañera y cómplice.

—¿Refresco? —Pregunta ofreciendome coca-cola en una copa.

—¿Quien rayos ofrece refresco en copas de champagne? —Replico con burla pero aceptando la bebida, tengo algo de sed.

—Nosotras, debido a la intolerancia tuya al alcohol —Explica dulce—. ¿Puedes creer que esto sea real? —Pregunta con emoción, intentando mantener la compostura elegante y no ponerse a brincar de la felicidad.

Niego con una suave sonrisa llevando la copa a mis labios deleitandome en lo refrescante del refresco y de ese picor delicioso en mi garganta.

—Tengo miedo de despertar y encontrarte a mi lado con baba y un montón de hilos por todas partes —Bromeo y ella suelta una suave risa, tapando su boca con delicadeza con su mano izquierda.

—Pero es real queridas, es el fruto de su esfuerzo, estoy muy orgulloso de ambas —Interviene Joss llegando a nosotras.

Lo escaneo con disimulo, si se da cuenta no quiero ni imaginar que comentarios puedan salir de su sucia boca. Se ve guapísimo con el traje que le diseñamos Aslhey y yo, siempre será nuestro mejor modelo, el traje es color aceituna oscuro con algunos detalles en negro que realzan sus ojos azules y su tes trigueña producto de sus horas bajo el sol jugando baloncesto, su cuerpo trabajado hace que el traje se acentúe en las partes correctas, sin duda como a él le gusta presumir parece todo un modelo de kalvin Klein.

«Y eso que cuando lo vio dijo que parecería un elfo, miren pues que elfo más guapo»

—En parte, este sueño es real gracias a ti Joss —Asegura Aslhey mirandolo con amor y gratitud.

Eso es cierto, sin él y su generosidad no hubiésemos costeado ni un maniquí. Lamentablemente, aunque trabajamos muy duro apenas y lograbamos costear el local entre ambas, no quería recibir ayuda económica de mi amigo pues aunque desde que lo conozco ha insistido en ayudar nunca lo he permitido, lo quiero y se que lo hace de buena gana y sin malas intenciones, pero no sé si sea mi orgullo, llamenle como quieran, a mí me gusta trabajar duro por mis cosas. Si no puedo tener algo en el momento está bien, no puedo pagarlo, pero trabajaré hasta el momento que pueda tenerlo.

Como dice Margaret: No hay nada como luchar por tus propios medios y disfrutar de tu duro trabajo.

Mi abuela no me ha criando en medio de lujos es cierto, pero si que me ha dado lo necesario siempre. Ella es mi modelo a seguir, ha trabajado tan duro por sacarnos adelante. Sin embargo, mis sueños siempre han sido incluso más grandes que yo misma, aún teniendo tres trabajos no llegaba a ahorrar lo necesario para abrir nuestra añorada boutique.

Así que cuando Joss se ofreció a ayudarnos no tuve más que ceder, aunque claro él me permitió retribuirlo de alguna forma puesto que era demasiado dinero. Así que por todo un año tuve que soportar ser la secretaria de ese rubio infernal.

«Creanme hay mejores jefes en este mundo,era un suplicio ayudar a ese rubio malísioso. Me hacía hacer horas extras, prepare café hasta díez veces en un día, incluso llegó a gastarme bromas en mi escritorio, y todo por satisfacer su necesidad de arruinar mi existencia.»

—Concuerdo con Aslhey, gracias rubio, por apoyarnos siempre —Menciono sincera. 

Él fija su mirada en mí con una media sonrisa cálida, sin esperarlo se acerca y me abraza,en vista de que me quedo unos segundos congelada me acerca con un enpujoncito leve que hace que bote un poco de refresco en su traje que parece no importarle en absoluto, termino correspondiendo al abrazo un poco sorprendida y algo rígida al principio pues sigue siendo algo nuevo para mi.

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