El inicio de algo.

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A la semana de dejar a Clarke estuve llorando sin desconsuelo. Sin salir de mi habitación y mirando Netflix sin parar.
Ella contactó conmigo varias veces pero la ignoré, no soportaba que ella estuviera intentando arreglar algo que ella misma rompió sin importarle.
Mis padres volvieron y aunque no teníamos una relación muy poco estrecha se preocuparon por mí y me atendieron durante esta semana, pero mi humor sólo hacia que empeorar. Iba a clase y la veía y no terminaba el día bien.

Hoy es domingo y fin de la semana dando comienzo a otra monótona semana de lágrimas.
Tocan a la puerta de mi habitación y entra mi madre. Alta, cabello negro recogido en un moño, vestido, joyas, muy elegante.

—Gabriella, soy consciente de que estos días no han sido los mejores para tí, por eso tu padre y yo hemos decidido que pasara s página fuera de Washington, irás a Barcelona, con tus tío y tu tía, y tu primo Héctor.

—Ni siquiera sé quienes son.

—Ya está decidido, a parte aquí no tienes mucho que hacer, ni siquiera tienes amigas.

Auch eso dolió.

—¿Aceptas?—Me mira con esos ojos oscuros que demuestran tanto.

—Está bien. Haré nueva vida.

—¡Esa es mi Gabriella! Digo, muy buena decisión, hija.

Sonrío y abrazo a mi madre que me corresponde dubitativa y me levanto.

—¿Cuándo me voy?

Se arregla el cabello volviendo a tomar la compostura y dice seria:

—Esta tarde.

Asiento y agarro mi maleta violeta.
Se levanta y se va dejándome sola y empiezo a guardar las cosas.
Miro mis joyas y veo un collar que me regaló Clarke.
Me lo regaló al año de estar, ella con su sonrisa tonta diciéndome cuanto me amaba, yo creyéndomelo, que tonta fui.
Sin pensarlo me encuentro llorando. Me hago un moño y sigo haciendo mis maletas, llorando como loca, me sueno la nariz y suspiro cerrando las maletas y sentándome en la cama. 

Mi padre me manda a comer con ellos y voy al salón. Después de estar hablando, yo seria como siempre bufo y acabo la comida levantándome para ir al jardín. 

—¿Estás lista, hija?

—No sé como es España, ni siquiera sé cómo son mis tíos. 

—Entiendo, por lo que me han dicho te vas a Barcelona, pero no Barcelona ciudad, sino una ciudad muy cercana llamada Sabadell, pero igual es hermosa. 

Suspiro y me acerco a mi padre dándole un abrazo. 

—Gracias... 

—No hice nada, cariño.

—Sí, tienes razón pero igual gracias. 

Cuando llegó el momento mis padres y mi familia en general se despidió de mí y me monté en el avión. ¿Lo curioso? Echo mucho de menos a Clarke, su cabello ondulado y negro, sus risas cuando una persona homofóbica  nos decía sus argumentos en contra nuestro, echo de menos las tardes viendo Disney o llorando cuando moría un animal. Las idioteces o incluso las cursilerías. Eran esas cosas, pequeñas e imperceptibles los que ahora me destrozaban la mente. 

Pero yendo al grano, estuve en viaje llorando, echando de menos a lo que creía era el amor de mi vida. Justo ya me encuentro esperando en el aeropuerto con cara de "Estoy muy fuera de lugar, hay palabras que no entiendo y me voy a morir"

—Hey, ¿eres Gabriella?

Un chico de mi edad se presenta delante de mí. 

—Sí, tú ¿eres...?

—Héctor, tu primo. 

Me agarra de los brazos dándome dos besos en las mejillas sorprendiéndome. Me lleva al coche de su padre que nos espera llevándonos a la famosa ciudad que tanto me nombraron mis padres. Veo hermosos edificios, un lenguaje llamado catalán, castellano y hoteles. Plazas, niños en los parques, chicos con altavoces escuchando "trap". 

Mi tío para el coche estando en una casa de dos pisos y me dice: 

—Bienvenida Gabriella. 

Héctor me agarra las maletas y me las lleva a dentro y entro mirando la casa con mucha curiosidad, siguiendo a mi primo que me lleva a mi habitación. 

Mi habitación se sitúa en la segunda planta teniendo vistas a un bosque, es amplia y consiste en una cama rosa y un armario color madera claro, un tocador en el que hay productos estéticos.

—Es muy linda.

—Sí, pues verás Gabi a las invitadas.

Al rato tocan a la puerta, bajamos y vemos a tres chicas. Una chica bajita, rubia con ojos verdes vistiendo una camiseta Rosita y pantalones de tiro alto, otra de cabello castaño claro con los ojos verdes que en sí se parece bastante a la rubia, un top, aros y pantalón roto y por último ella. Cabello negro, piel oscura, ojos oscuros, seria, sudadera, pantalón de chándal.

Quedaos con la última, juega mucha parte en mi superación.

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Vale primer episodio, me costará subir muchos cada semana porque pues Bachillerato pero bien bien, aquí os lo traje, quedaos con la morenita, a lo mejor es importante, ¿quién sabe?

Por último, Sabadell existe y es mi ciudad sooo, sé de que hablo jejeje y pues poco más. ¡Espero que os haya gustado y hasta la próxima!

Me quiero a mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora