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El día estaba muy ventoso, tanto que parecía que un mismísimo tornado iba a generarse de la nada allí mismo.
Abrazó con fuerza sus papeles, apretandolos contra su pecho.
Ya estaba apunto de llegar al restaurante, solo debía cruzar la calle.
Pero el plan se fue al nabo cuando vió acercarse a aquel cobalto erizo, desde la punta de la cuadra.

Hacia donde estaba ella.

Se paralizó unos segundos; como si su mente hubiera dejado de funcionar.
Sintió sus mejillas arder, ¿qué carajos le pasaba? ¿Por qué sentía eso por un desconocido que había visto en contadas ocasiones?

Su cuerpo no se movía, se quedó estática, simplemente observando como aquel distraído erizo se acercaba, mirando su celular.

Pero reaccionó al darse cuenta que algunas de sus hojas se habían volado.

Soltó un «gasp» ahogado y rápidamente se agachó a recolectar sus hojas, que estúpida debía verse.
Seguro tenía las púas alborotadas, quizás el delineador corrido; demasiado ridícula.

Por un momento deseó que fuera como una película, que él se acercara a ayudarla, que se conocieran como esos encuentros románticos.

Aquel plan también se fue al nabo cuando el erizo pasó corriendo por su lado; lo vió perderse por el final de la cuadra.

Suspiró con pesadez y se reincorporó; se sacudió el polvo y se dispuso a entrar al restaurante de una buena vez.

⟦░幸运饼干░⟧

ª

  ⃟ཹ։❀ ⁏ Las galletas de la fortuna 彡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora