XXXIV

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—¿Quieres que lo haga yo?

—N-no...

—¿Entonces por qué tardas tanto?

—Solo... no es...

—Maldita sea, ¡Dame el cuchillo!

—¡No! Solo... necesito algo de tiempo...

—Pues yo siendo tú me apresuro. Te di la oportunidad de matar a tu propio hijo piadosamente... ¿o quieres que yo lo haga lentamente?

Microcuentos de terror Donde viven las historias. Descúbrelo ahora