XXXVII

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  Por más que se escondiera, seguía observándolo.

  Por más que tratará de calmar sus movimientos, seguía escuchándolo.

  Por más que tratase de pasar desapercibido, seguía sintiéndolo.

  Por más que tratase de eludirlo, seguía consiguiéndolo.

  Por más que tratará de evitarlo, seguía siéndolo.

  No pudo escapar jamás de su verdadera naturaleza.

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