...

39 0 0
                                    

Narra Samara

Tal vez conozcan esa frase de ‘’Muerta en vida’’, donde no sientes nada aunque estas consiente de todo.
Así estaba yo después de despertar, y no solo eso, Me sentía sucia, usada, una cualquiera, un juguete el con el cual después de jugar desecharon de golpe. No quería recordar nada pero las imágenes se repetían en mi cabeza, una y otra vez hasta no detenerse, nunca lo hacían realmente.

Desperté tres días después de lo que paso, y puede que me llaméis cobarde pero todavía no quiero aceptar que me han violado, suena muy grotesco y doloroso para mí.
Pero aunque desperté, no he querido abrir los ojos y le he dicho a la enfermera que les diga que aún sigo dormida, porque no quiero ver la cara de todos mis amigos cuando este despierta. No quiero ver llorar a Caroline ni a Sophia, no quiero ver el dolor en el rostro de Bruno y Jorge, no quiero ver… No lo quiero ver, nunca podre saber por lo que está pasando él, lo que puede estar pasando, lo que puede estar sintiendo al verme en esta cama y saber por lo que pase, nunca se lo perdonara aunque no sea realmente su culpa, nunca dormirá tranquilo ni confiara en alguno de mis amigos que no sean Bruno y Jorge. Nunca...

-Isaac…

Narra Sebastián.

Al momento en el que llegamos al hospital, no espere a que Caroline estacionara cuando ya había bajado del auto, corriendo a la sala de emergencias. Mi primer instinto fue gritar pero sabía que no me tomarían en serio así, por lo que corrí directo a la recepción, lo más tranquilo posible hasta que una enfermera me atendió.
-¿Qué se le ofrece joven?- Se veía cansada, como si sus ojos ya hubieran visto mil y un millón de caras como la mía.
-Mi hermana fue… Mi hermana… -No podía decirlo, jamás, como iba a llegar a aceptar lo que a ella le había pasado, no podía.
En ese momento entro el resto, Isaac con Samara en brazos y la enfermera lo entendió, tomo mi mano con fuerza, como intentando darme apoyo mediante ese gesto.
-Pásenla a la camilla numero dos.- Dijo la señora, mientras un par de doctores los seguían, los chicos no duraron mucho tiempo al otro lado de las cortinas puesto que los sacaron. No podía respirar ni pensar, sentía que mis piernas me fallarían exactamente en ese momento en el que tenía que ser fuerte. -¿Qué... que le harán? –Le pregunte a la misma enfermera.

-Primero deben hacerle una limpieza completa, todo su cuerpo y sistema reproductor para evitar cualquier infección o enfermedad venérea, pero eso no es lo peor cariño, eso no es nada comparado con lo que deberán hacer cuando ella despierte, lo fuerte que necesita ser, lo mucho que los necesitara. Porque te lo juro, ese es un trauma que nunca se olvida-Me contesto y sus ojos estaban vidriosos, como si estuviera viendo un montón de recuerdos por medio de estos.
Caroline se me acerco por detrás, tomándome por un hombro y me derrumbe, llore como un niño en ese momento. No me importo que me vieran, a la verga los demás cuando mi propia hermana había sido violada por un tipo que consideraba amigo, me hervía la sangre y me costaba respirar. ¿Por qué ella? Era diferente y no le había hecho daño a nadie, estaba seguro que no era una santa pero tampoco estaba al punto de que le hicieran algo así y allí, en los brazos de mi mejor amiga me cobije como un niño en una noche de tormenta, la tome con fuerza mientras mis sollozos fuertes eran acallados por su largo cabello y sus brazos que me abrazaban con fuerza. ‘’Debes ser fuerte’’ me repetía ‘’Fuerte por ella, fuerte por tu hermana que te necesitara más que a nadie’’.


Narra Isaac.

Después de dejar a Samara en aquella camilla, no podía dejar de pensar en cuanto me odiaba por lo que le había pasado. Mis piernas me temblaban y apenas me podía sostener, y parecía que mi pecho estaba siendo obstruido, ya que no me llegaba el suficiente aire.

Luego de que Sebastián se tranquilizara, o eso creía yo, y soltara a Caroline, se acercó a mí, cerré los ojos con fuerza, esperando un puñetazo de su parte o un insulto, pero lo único que hizo fue tomarme y abrazarme, con fuerza y sin remordimientos, sus sollozos volvieron a empezar y me derrumbe de nuevo, abrazándolo con la misma fuerza, queriendo dándole a entender que estaba allí, que sabía lo que sentía y que no me iría, no ahora que debíamos estar juntos, ni nunca.

Narra Sophia.

Al tercer día, Samara abrió los ojos susurrando el nombre de Isaac. Pero Isaac no estaba allí en ese momento, por lo que me acerque a ella y tomé su mano con delicadeza, como si fuese de vidrio aunque ella se enojará si creyera que lo hacía por eso.
-Soy yo, Sophia –Le susurre, acercándome para que pudiera verme.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al verme y se sentó frente a mi.- Lo siento… -me susurro antes de abrazarme y sollozar, la abrace con fuerza, mientras se escondía en mi pecho y repetía ‘’Lo siento, lo siento, fue mi culpa’’ pero ella no debía sentirlo de esa manera, ella no tenía la culpa, los que debíamos sentirnos culpables éramos nosotros por haberla dejado sola esa noche.
-No es tu culpa Samara… nunca será tu culpa. Pero no debemos pensar en eso ahora, ahora debes descansar y prepararte para lo que será realmente difícil, debes ser más fuerte de lo que has sido.- Intente consolarla, aunque realmente nunca llegaría a poder quitarse eso de la mente, bueno eso creía yo.

Nos quedamos abrazadas, aun cuando Samara dejo de llorar y yo ya no tenía palabras, fue uno de los abrazos más grandes y reconfortantes que he compartido con ella. Realmente la sentía a mi lado, y sentía que ella podía notar que yo estaba con ella, apoyándola sin importar nada más.

-Mar…
La voz del moreno hizo que me intentara separar de Samara, pero ella no quería, no quería separarse de mí y le temblaba el cuerpo.
-Mar…
Repitió el moreno, y Samara se separó de mí esta vez.

-¿Que…quién es? –Me murmuro la rubia al oído, con mucha cautela
-Isaac.- Le respondí sorprendida que no lo reconociera, entonces ella se separó de mí y levanto la vista hacia el moreno.


Narra Isaac.

Cuando Samara volteo a verme, todo mi cuerpo se derrumbó, todas las fuerzas que había recolectado en estos días se desvanecieron como pólvora. No sabía si acercarme o no, no sabía si sonreír o llorar, no sabía si quedarme quiero o salir corriendo, hasta que ella me sonrió, una de esas cálidas sonrisas que ella me daba, y supe que todo estaría bien. Me acerque a ella, con mucho cuidado de que se asustara de mi o me golpeara y me senté a su lado, en la misma camilla, mi mano se acercó a tomar la suya, pero ella se abalanzo sobre mí y me abrazo con fuerza, sus delgados dedos tomaban mi camiseta con fuerza desde la espalda, la arrugaba entre sus dedos y su cabeza se escondía en mi pecho, como si quisiera fundirse dentro de mí, como si quisiera vivir dentro de mí, la abrace con un poco menos de fuerza por la cintura, también pegándola a mí.

En ese momento no importaba lo que Patrick pudo hacernos, en ese momento no importaba que Samara lo beso, en ese momento no importa que yo la rechacé, en ese momento no importaba nada más que ese abrazo que estábamos teniendo, la amaba, maldita sea la amaba, nunca había amado así a ninguna mujer en mi vida. También quería fundirme en ella, ser uno solo en un mismo cuerpo, no quería que ella llorara ni que sufriera más, solo quería tenerla conmigo, protegerla de la manera que no la protegí.
-Estoy sucia…- Murmuro, y sabía que no hablaba de  que no había tomado un baño, levanto su mirada, tan rota y humillada como nunca la volveré a ver, acerco su boca a la mía y me beso. Puede que lo hiciera porque quería sentir que quitaba las sobras de Patrick, porque me extrañaba y me amaba o porque sí, pero le seguí el beso, con lentitud y pasión mientras ella seguía aferrándose a mí con sus manos.
Estuvimos así por poco tiempo, hasta que yo me separe muy lento de ella y note que los dos habíamos llorado. Le dije ‘’Perdóname’’ y ella me dijo ‘’Perdóname tu a mí’’ y yo le conteste ‘’Te amo’’ y ella me contesto ‘’Yo también te amo. ’’

Ocho Historias (Remodelando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora