Caipirinha

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Regados por internet hay mil y un maneras de salir de un bloqueo. Desde el exilio hasta rodearse de familiares, pasando por releer libros y tomarse vacaciones de los mismos. Ninguno de estos métodos funcionó conmigo estos últimos dos años, pero ella: ella me quitó el bloqueo.

A medida que pasaban las semanas, el viernes era el día que más añoraba. Al pensar en ella deseaba mirarla, al mirarla deseaba tocarla, al tocarla quería impregnarme en su perfume y fundirme con su alma. Ella producía cosas en mí que no lograba explicar, pero que se traducían en mis sonetos y poemas.

Un día de esos tomando frescas bebidas en la terraza de este restaurante español, miraba su cabello oscuro tornarse claro cada vez que la besaba el sol. Los limones de su bebida danzaban mientras los agitaba, el vaso sudaba helado como mis manos cuando me penetraba con sus profundos ojos tristes. Ella levantó la mirada y la conectó con la mía, toda mi alma se estremeció, mis manos rogaban por acariciar su piel, quitar los adorables y rebeldes cabellos de su cara.

"¿Qué quieres escribir en un poema?" Dijo sin que yo entendiera la pregunta, al ver mi rostro encrucijado la rearticuló.

"¿Que quieres escribir en tu gran poema? ¿A dónde quieres llegar, de qué se trataría? ¿Cómo sabes que es el poema grandioso?"

La pregunta descargaba tanta inocencia que no pude evitar reirme al principio. Pero luego de que sus ojos se mantuvieran firmes lo pensé de otra manera... Te quiero a tí hecha un poema... esas palabras nunca dejaron mis labios.

Chica CocktailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora