Capitulo 1

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¡Feliz cumpleaños, querida Charly!
¡Feliz cumpleaños a ti!

Parpadeo un par de veces y sonrío con la boca cerrada, sin saber que gesto poner o a dónde mirar mientras mis padres se desviven en cantarme la típica canción de cumpleaños. Chloe parece tan perturbada como yo, pero se entretiene con las cucharas para el postre y su bebida, el único que de verdad disfruta de la mala armonía es Noah. Se mueve de un lado a otro sobre la silla, con los ojos cerrados y ambas manos en el aire meciéndolas con suavidad, provocando un mayor esfuerzo por parte de sus abuelos, que repiten una vez más el coro antes de empezar a aplaudir. Elevo ambas cejas y finjo una carcajada llena de emoción comprimida, que no me llegan a creer, pero que si aceptan encantados.

-¡Feliz cumpleaños a la Charly más ácida del mundo!-  chilla mi hermana, poniéndose de pie para abrazarme.- Te adoro demasiado.

Le devuelvo el abrazo solo para poder darle un pellizco en la espalda baja, que la hace dar un salto hacia atrás, chocando con el sofá. Nos sonreímos con burla y mientras mis padres me envuelven, aprovecha para mostrarme el dedo medio. La primera en soltarme es mi madre, para entregarme una bonita caja roja que solo puede significar una joya. Abro la envoltura con cuidado y le guiño un ojo a Noah con complicidad.

-¿Qué crees que sea?- le pregunto, sacudiendo la cajita en su oído

Sus preciosos ojos miel se abren exageradamente mientras pega su oreja al regalo, prestando una atención increíble. Chloe lo presiona para que conteste rápido pero él la señala acusador, pidiéndole que tenga paciencia y le de su tiempo para pensar. Puedo sentir de nuevo el calor tan maravilloso que solo ese pequeño ser humano puede provocarme, es en verdad increíble lo enamorada que estaba de la vida que había creado en mi interior por nueve meses. Noah era todo lo que yo necesitaba y quería en mi vida, después de tres años a su lado, me era imposible no imaginarlo en mi camino. Era amable, muy alegre, optimista, amoroso, curioso por todo lo que el mundo significaba y la manera tan intensa en la que vivía cada emoción era algo fascinante de presenciar, incluso el temperamento fuerte que llegaba a tener, la terquedad y la forma tan peculiar de demostrar que no estaba agusto con algo. Todo en mi hijo era hipnotizante. Su cabello cobrizo, los ojos miel, las pestañas largas y espesas, los labios delgados y las mejillas redondas, las cejas pobladas y la mandíbula marcada, pero sobre todo, los gestos tan explícitos que hacía todo el tiempo.

-¡Chocolates!- grita con seguridad

-¿Blanco o negro?- lo reta Chloe

-Café.- contesta como si fuera obvio

-Lo averiguaremos.- abro la cajita

Me quedo asombrada al ver la preciosa gargantilla de perlas pequeñitas, que lleva la inicial de mi nombre impresa en cada una, con un bello tono dorado.

-Sin palabras, lo sabíamos.- le resta importancia mi padre.

Asiento lentamente, sin terminar de poder creer lo que estoy viendo.

-No son chocolates.- se lamenta Noah.- Pero es muy bonito.

-¿A qué si?- lo elevo al aire.- Muchas gracias.

Lo devuelvo a la cajita y acepto la bolsa negra que Chloe me extiende, que sorpresivamente pesa más de lo que yo me hubiera imaginado. Le agradezco el gesto de comprarme algo mientras rompo el papel que lleva encima y después de eso, consigo encontrar el obsequio que me deja tan maravillada como el anterior; es un globo terráqueo hecho de cristal.

-Para que puedas encontrar tu próximo destino.- me sonríe

Me retiro sobre la mesa para darle un abrazo mejor del ya dado y ella me recibe encantada. Antes de retirarme le lleno la frente de mi labial rojo y eso le quita un poco de dramatismo a la situación. Noah es el último en ofrecerme su regalo y no puedo sentirme más emocionada, es el primer regalo que no está bajo mi supervisión, así que me preparo para un dibujo hecho a colores, pero en lugar de eso me entrega una cajita pequeña de gamuza.

LA METAMORFOSIS DE UNA OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora