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[Dos meses después]

   JungKook caminaba junto a JiMin y NamJoon hacia el patio trasero. Su última clase fué demasiado agotadora, y ansiaban salir rápido de ella. La luz solar inundaba los grandes pasillos de la universidad, los estudiantes caminaban con el mismo rumbo que ellos, o se dirigían a alguna clase más de su día. Por suerte, ese trío de amigos por ahora tendrían una hora libre, eso es lo que sabía JungKook y el mejor lugar para "descansar" con tantas personas a su alrededor, era el patio trasero.

Al llegar allí, de acomodaron en un singular triángulo, con la finalidad de poderse apreciar cada uno a la hora de hablar, sin dejar a nadie por fuera.

— Uffff. La cabeza me va a explotar — comentó JiMin con un bufido de por medio. La clase de electricidad lo habían dejado exhausto, el profesor se había encargado de hacer pensar todas y cada una de las neuronas de sus alumnos hasta en la última palabra que el decía en clase. —. El día de mi graduación, mandaré a todos nuestros profesores a la mierda. — declaró, está vez soltando una risita juguetona.

El pensar que luego de recibir su título como profesional pudiera ser libre de todo aquello que poco a poco se volvía más pesado, era muy tentativo para el. Así mismo, como para NamJoon.

El moreno, estudiaba contaduría, en cambio JiMin y JungKook, arquitectura. Sin embargo, para el primero, todas las carreras eran agotadoras porque todas tenían demasiada teoría. Pero de igual forma, amaban ese lugar en donde se especializaban cada día, aunque le costase en ocasiones, o de lo contrario, ya hubiesen desistido hace un año, cuando habían ingresado apenas.

— Lo haremos amigo, lo haremos. — aseguró el moreno acercando su puño al pelirojo, chocando con éste el suyo.

— SeokJin hyun me avisó que hoy no podría asistir, pero que igual somos bienvenidos en su bar a la noche. — contó entre risas. El mayor del grupo, Kim SeokJin, siempre andaba de un lado para otro. Si bien, estaba estudiando ya su último año de universidad, en ocasiones faltaba porque debía cuidar a su niña pequeña.

Sus amigos le habían dicho varias veces que intentara las clases a distancia, o en dado caso, congelar sus estudios hasta que su hija ya pudiera asistir a un centro estudiantil, pero éste se negaba. Decía que podía con todo, y aunque muchas veces parecía que se ahogaría entre tantos deberes, había demostrado poder con todo, con la frente en alto y una única inspiración: ser el ejemplo de su pequeña.

— ¿Está mal SoMin? — inquirió Nam al escuchar la noticia de su compañero. Más en específico cuando su amigo faltaba, era porque la niña están enferma y él mismo le gustaba asegurarse de que todo saliera bien y él estuviese cerca.

— Al parecer amaneció con algo de fiebre, pero hasta hace poco me escribió diciendo «el doctor dijo que es un indicio de gripe». — Nam asintió. Esperaba que la pequeña mejorara, era toda una adoración, igual a su padre.

Una risita se escuchó. NamJoon frunció su ceño, observando en dirección del menor del grupo. JungKook nuevamente se hayaba con la mirada en otro lado, no con sus amigos. JiMin negó para riendo sus adentros, y allí cayó en cuenta que nuevamente en esa mañana, su atención se había desviado a la misma chica de cabellos negros y sonrisa alegre a unos cuantos árboles de distancia.

Si bien, JungKook le había sentido su ruptura con HyunSuk, y todavía llegaban momentos en donde se reprochaba el porqué su ex-novia debió hacer aquello, seguía siendo él mismo. Así como ahora, sólo que a escondidas.

A él le gustaba ver a las personas felices, aun cuando su persona no tenía la mejor suerte de todas.

Kim Sarah, habían dado con su nombre gracias al chico que pasaba la mayor parte del tiempo con ella, su novio (según dijo el mismo chico), Min YoonGi, compañero en algunas asignaturas con Nam. Lanzaba a cualquiera una faceta de muchacho malo, lo cierto es que lo era, pero cuando se hablaba de Sarah, Min era otro caso. El deseaba y haría lo que fuera necesario para protegerla de todo malo. Y, es que al inicio quiso lanzarse encima JungKook por querer dicho dato; pero al final se lo dió con la condición de no hacerle algún desaire o que intentara algo con ella, porque terminaría con una operación en su ojo izquierdo. Jeon prometió que nunca le haría algo malo, y eso hasta el día de hoy lo tenía claro. No decía que sintiese algo por ella, pero si había algo que lo atraía y le causaba sonrisas durante el día.

La chica se encontraba de pie, frente a YoonGi, quien permanecía sentado con sus piernas cruzadas y la espalda acomodada en el tronco de un árbol. Ella estába bailando sin música, y cualquiera diría que sin un ritmo en específico; pero Jeon, verla a lo lejos tan sumida en sus acciones, lo atrapaban enseguida. Disfrutaba de su espontaneidad y eso le encantaba.

JungKook sonrió en grande.

Desde aquel día que chocaron, la veía constantemente, en ocasiones la saludaba con un movimiento rápido de manos y una cálida sonrisa, pero ella le ignoraba. Pensaba que tal vez era a causa de su novio, pero daba igual para él. JungKook quería ser su amigo, sólo eso. ¿Acaso, estaba prohibido tener una amistad masculina, sólo porque ahora tengas pareja? No.

— ¿Por qué no vas a bailar con ella, jeon-sii? — cuestionó NamJoon con una sonrisa. Sabía que su amigo de una u otra forma, le gustaría hablarle a aquella chica, pero todavía no se animaba por completo.

No quería crear un malentendido, pues los chismes en aquellas instalaciones volaban, y aunque no tuviera nada ya con HyunSuk (por ella misma), estaba esperando el momento correcto, además, no sabía cómo llegarle. La personalidad de su pareja, tampoco ayudaba en lo absoluto. 

En cambio sus amigos, gozaban de molestarlo de a momentos con el asunto. No había siquiera una amistad de por medio, pero ellos a eso no les importaba, no cuando podían existir los cuentos de hadas. La idea de que el menor de los presentes pudiera vivir uno de esos cuentos luego de tantas decepciones en su vida, los emocionaban.

— No aceptará a este bicho feo, NamJoon. — sus dos amigos estallaron en risas al escucharlo decirse «feo». JungKook no era alguien que alimentaba el ego, pero mucho menos era de las personas que se creía poco para alguien, era él y ya. ¿Qué era lo que había cambiado entonces para pensar así?

— Eres un idiota — se burló el pelirojo. — ¿Te da miedo su pareja?

Algo en JiMin le decía que Min YoonGi tramaba algo, que no quería cerca a Jeon por algo, y por allí el se metería en la conversación.

JungKook desvío la mirada de la chica que bailaba alegremente, para observar con sus ojos entrecerrados a su amigo. Su insinuación no le incómodaba, tampoco lo hacía sentir extraño; pero podía sentir la intención de JiMin, y eso no sabía cómo tomarlo.

— Ya conseguiré un momento para hablarle, JiMin, lo haré. — declaró, para volver a mirar hacia donde lo hacía hace poco, volviendo a sonreír al ver saltar con una sonrisa muy notoria mientras hacía el simulacro de cantar alguna canción, que por la distancia, JungKook no llegaba a escuchar. — Lo juro.

NamJoon y JiMin ahogaron una risa. No quería sacar conclusiones apresuradas, pero no podían evitar sentirse emocionados por él y sacar sus propias teorías.

Tal vez no la conocían más allá que con su visión; pero eso no hacía falta, porque a kilómetros de distancia, se notaba que era mejor chica que HyunSuk.

Y, aunque Jeon no lo supiera todavía, sus amigos a escondidas pensaban en como sería un apodo de ellos siendo pareja.

Sí, esos dos estaban más en el asunto que los propios protagonistas del cuento. Y, lo más irónico era que la chica no sabía quién era Jeon JungKook.

Pero pronto lo sabría.



–sugarhxney©

Bts. Broken Hearts: Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora